El ring que soñó Ener Julio: el campeón mundial de boxeo vuelve a ganar en Normandía

Bajo el implacable sol de la tarde, un grupo de jóvenes se reúne en un rincón del barrio, entre sacos colgantes y cuerdas improvisadas. El eco de los golpes secos se mezcla con las risas nerviosas de los aprendices. Al centro, firme como en sus años dorados, está Ener Julio, quien hoy tiene una nueva misión: alejar a los jóvenes de las calles.

Con la promesa cumplida de la alcaldesa Alcira Sandoval, el barrio está a punto de recibir su primer parque multifuncional, que incluirá un ring de boxeo. Este escenario deportivo será el epicentro de la misión de Ener, quien inició su labor hace dos años en un solar improvisado, armado solo con su experiencia y el deseo de hacer algo por su comunidad.
"Cuando llegué aquí hace casi dos décadas, vi demasiados jóvenes perdiéndose en el camino equivocado", recordó Ener Julio mientras ajustaba los vendajes de uno de sus pupilos.
Ahora, con este nuevo espacio, tenemos una oportunidad real de mostrarles que el deporte puede ser su salvación".

La historia de Ener Julio y su club de boxeo es una crónica de persistencia silenciosa. Sin un salario fijo ni más recompensa que el agradecimiento de sus alumnos, el excampeón ha entrenado a decenas de jóvenes, guiándolos no solo en el arte del boxeo, sino en una disciplina de vida que los aleja de los vicios.
"Al principio éramos siete, hoy ya son más de 20, y hasta tenemos un subcampeón nacional juvenil", dice con orgullo.
La líder comunitaria Angélica Agualimpias no oculta su entusiasmo:
"Hace más de 20 años que no veíamos obras aquí. Este parque cambiará la vida de nuestros muchachos y de cuatro barrios más que rodean a Normandía".
El ring que tanto soñó Ener no solo será el epicentro de competiciones deportivas, sino también un símbolo de resistencia y esperanza.
"Aquí les enseño que la vida, como el boxeo, se gana con paciencia, esfuerzo y disciplina", dice mientras corrige la postura de una joven boxeadora.
Aunque ha recibido escaso reconocimiento por su labor, Ener no se detiene.
"Me siento agradecido de que al fin alguien nos haya tenido en cuenta. Prometieron el parque y cumplieron. Ahora toca seguir entrenando y soñando en grande", concluyó Julio.
En Normandía, entre golpes de puño y sueños renovados, se libra una batalla silenciosa. Ener Julio, el eterno campeón, sigue de pie, combatiendo a las sombras con la única arma que conoce bien: el boxeo.
**Nota del editor:** Esta historia fue escrita por Leonardo Herrera Delgans, publicada originalmente en el periódico El Tiempo el 19 de abril de 2023.