¿Industria o vivienda? Una batalla campal en Barranquilla
Barranquilla está dividida por una disputa entre el Grupo Argos y la empresa Tecnoglass. La batalla se desató por un proyecto que busca construir edificios residenciales en un terreno industrial cercano a la fábrica de vidrio barranquillera. Tecnoglass asegura haber adquirido más de 400.000 metros cuadrados de terreno al Grupo Argos entre 2013 y 2021 para expandir su negocio. Ahora, la empresa alega que Argos cambió las reglas del juego al modificar la licencia de uso del terreno, originalmente destinado a actividades industriales, para proyectos residenciales.
Impactos ambientales y adecuación al POT
Los expertos advierten que la construcción de viviendas en una zona industrial es inadecuada y no se ajusta al Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la ciudad, que establece que la zona en cuestión debe utilizarse para actividades industriales. El presidente de la Sociedad de Ingenieros del Atlántico, Néstor Escorcia, señala que el proyecto residencial estaría expuesto al ruido del proceso industrial y al tráfico vehicular, entre otros factores.
Voces a favor y en contra del proyecto
El presidente del Concejo Distrital, Samir Rady, ha advertido sobre la necesidad de evitar un crecimiento desorganizado de la ciudad y ha llamado a la actualización del POT para garantizar un desarrollo urbanístico adecuado. El exsecretario de Planeación Distrital, Nicolás Renowitzky, también se ha opuesto al proyecto, argumentando que no se le debe permitir a Argos construir las 8 megatorres que albergarían a 250.000 personas en la zona industrial de Barranquilla.
Por su parte, el Grupo Argos sostiene que el POT es un instrumento de planeación territorial cuya elaboración y aprobación es responsabilidad de los concejos municipales y distritales. La compañía asegura que no tiene injerencia en la definición del POT y que los cambios realizados en el terreno no comprometen la permanencia de la industria de Tecnoglass en la zona.
El alcalde interviene
El debate sobre el proyecto ha escalado a tal punto que ahora es el alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, quien tendrá que intervenir en una controversia que cada vez se calienta más. El alcalde deberá decidir si autoriza o no la construcción del proyecto residencial, teniendo en cuenta los impactos ambientales, la adecuación al POT y las opiniones de los expertos y la ciudadanía.
El desarrollo de esta historia promete mantener en vilo a la ciudad de Barranquilla, en una pugna que enfrenta los intereses de la industria y la vivienda y que pone en juego el futuro del desarrollo urbanístico de la ciudad.