El cerebro de la estafa de 70 millones de euros cometida por el grupo financiero leonés Herrero Brigantina, Juan González Herrero, ha urdido un plan para proteger su fortuna de la Justicia tras sospechar que estaba siendo investigado como presunto autor de un fraude, según un informe de los investigadores al que ha tenido acceso EL PAÍS.
Un entramado de lujo
González Herrero, de 45 años, ha comprado dos propiedades de lujo en Colombia, de donde es originaria su esposa. Para ello, destinó más de 1,5 millones de euros procedentes de los fondos de la estafa. Y para no dejar rastro, recurrió a la inmobiliaria colombiana Grimaldi Real Estate, que se nutrió del capital obtenido de decenas de miles de inversores.
Con esta estrategia, el economista adquirió la finca El Jaguar, valorada en un millón de euros, en Medellín, y otro inmueble en el Conjunto residencial Saint Moritz, por el que pagó 521.389 euros. La Policía ha solicitado el embargo preventivo de ambas propiedades.
Transferencias y testaferros
Los investigadores también han detectado una transferencia de 850.000 euros a la empresa Blue Sphere Events S. L., de Elda (Alicante). Esta mercantil adquirió con estos fondos una vivienda en julio de 2023 en este municipio alicantino. Los agentes también solicitan su embargo.
Tras sentir que la Policía le pisaba los talones, González Herrero traspasó sus bienes y propiedades a su esposa, Kelly Johana Galeano, que también está imputada por estafa. El objetivo era eludir los embargos judiciales. La esposa del economista amplió el capital de la inmobiliaria colombiana Grimaldi Real Estate con la aportación de estos bienes.
González Herrero, que contrajo matrimonio en gananciales, después pasó al régimen de separación de bienes. Con esta argucia, según las pesquisas, habría conseguido proteger de la Justicia una propiedad en Ponferrada (León).
Sociedades instrumentales y búsquedas comprometedoras
Para salvaguardar su fortuna, el fundador de Herrero tejió también un entramado societario en Colombia con testaferros y firmas instrumentales (sin actividad). En este esquema, presuntamente jugaron un papel clave las mercantiles Grimaldi Real Estate y Galatas Sas, una cuñada del economista y un trabajador de la inmobiliaria mencionada.
El análisis de los móviles y ordenadores de González Herrero ha revelado que también buscó en Internet cómo obtener la nacionalidad de paraísos fiscales como Bahamas o Barbados o de países como Brasil. Además, se interesó por el funcionamiento de Interpol, los países con los que España tenía convenios de extradición y los delitos que se persiguen con órdenes de búsqueda y captura internacionales.
El empresario contactó también con una firma dedicada a la constitución de fideicomisos y sociedades en Panamá, donde es posible ocultar la identidad real del dueño de una empresa. Y, para proteger sus comunicaciones, recurrió a un móvil seguro para hablar con su esposa, padres, socios y abogados.
Burlas a las víctimas
En diciembre de 2023, González Herrero envió un mensaje de WhatsApp a su padre en el que se jactaba de la situación de las víctimas, que reclamaban recuperar su capital al sospechar que el supuesto esquema de éxito era en realidad una estafa piramidal.
Ortiz Miranda, que cifra el volumen total de la estafa en 200 millones de euros, siempre sospechó que el capital de los ahorradores nunca se invirtió en los productos financieros, sino que acabó en paraísos fiscales. "Es un gran timo piramidal", explica este letrado especializado en este tipo de fraudes.
Una investigación compleja
Para desenmarañar la trama financiera, la Policía Nacional ha rastreado desde hace más de un año más de un centenar de cuentas de directivos y sociedades de esta corporación que ofrecía sus productos a reputados médicos y empresarios y que en 2023 barajaba su salida a Bolsa.
Desde un entramado en Ponferrada (León), con una llamativa estrategia de convenciones al estilo americano, González Herrero captó el capital y la confianza de pymes, autónomos y familias, que invirtieron entre 5.000 y dos millones de euros por cliente. Su carta de presentación era una flamante red comercial con agentes y oficinas en España y presencia en Londres, París, Miami, Ámsterdam y Hong Kong.
El entramado vendía productos de inversión, planes de pensiones, seguros, hipotecas y préstamos, y presumía de tener 35.000 clientes en Europa. La firma sostenía también haber registrado en 2022 una facturación de 56,4 millones de euros.