El monstruo de los cañaduzales, admirador de Luis Alfredo Garavito

Manuel Octavio Bermúdez, alias "el Monstruo de los cañaduzales", fallecido en un tiroteo a un vehículo del Inpec, admiraba profundamente a Luis Alfredo Garavito, el infame asesino en serie conocido como "La Bestia".

Fascinación y admiración

La admiración de Bermúdez por Garavito era tan intensa que aspiraba a convertirse en su imitador. Coleccionaba libros y documentos sobre Garavito, estudiando sus métodos y estrategias.

Comportamiento inquietante

Los expertos en comportamiento criminal han analizado el vínculo entre Bermúdez y Garavito, destacando sus patrones de comportamiento preocupantes. Bermúdez carecía del control de los impulsos y la inteligencia cognitiva de Garavito, pero compartía su falta de remordimiento y su tendencia a glorificar sus crímenes.

Protección en prisión

Según los informes, Garavito tenía protegidos dentro de la prisión, incluido Bermúdez. Este último buscaba constantemente la aprobación de Garavito, preocupándose por su apariencia y comportamiento.

Un vínculo peligroso

La relación entre Bermúdez y Garavito representaba un grave peligro para los niños. Bermúdez sabía que perdería la protección de Garavito en su ausencia, lo que pudo haber motivado su traslado.

El papel de los investigadores

El periodista Rafael Poveda elogia el trabajo de los investigadores Jairo Abadía y Carlos Gómez del CTI, quienes persiguieron y encarcelaron a estos monstruos, salvando a innumerables niños de un destino terrible.

Declaraciones de expertos

Según la abogada penalista y criminóloga Mariluz Mayorga: "Bermúdez era un peligro para los niños debido a su capacidad de pasar desapercibido. Sentí temor por los niños y niñas que pudieran estar cerca de él."

El psicólogo forense Belisario Valbuena explica: "Bermúdez y Garavito compartían una sensación de orgullo por sus delitos, viéndolos como trofeos. Carecían por completo de empatía y remordimiento."

Conclusión

El caso de "el Monstruo de los cañaduzales" y su admiración por Luis Alfredo Garavito es un sombrío recordatorio de las mentes retorcidas capaces de cometer actos atroces. El trabajo de las fuerzas del orden es esencial para proteger a los inocentes de estos depredadores y llevarlos ante la justicia.