Natalia Santa, guionista colombiana, presenta "Malta", su segunda película como directora, el 7 de noviembre. Tras el éxito de su ópera prima "La defensa del dragón", también lidera el equipo de guionistas de la serie de Netflix basada en "Cien años de soledad", de Gabriel García Márquez, que se estrenará el 11 de diciembre.
El rodaje de "Malta": Un viaje personal
"Malta" es un retrato más intimista, con personajes femeninos, escrito y dirigido por Santa. El largometraje llega a Ciudad de México el 7 de noviembre para proyectarse en salas de la Cineteca Nacional y otros circuitos culturales alternativos. Desde Bogotá, Santa comparte la génesis de su segundo largometraje, estrenado mundialmente en marzo en el Festival South by Southwest de Austin, Texas.
La búsqueda de Mariana
Según Santa, "Malta" es una película más personal que su ópera prima. La guionista y directora encontró inspiración en una imagen recurrente: una chica bañándose en un baño que no es suyo. Esta imagen llevó a la creación de Mariana, un personaje en constante fuga de sí misma.
A través del guion y el rodaje, Santa exploró la construcción del personaje. Mariana se enfrenta a conflictos con su madre, desencadenados por la pérdida de su padre. El proceso de Mariana en la película es comprender el papel de su madre y sanar esa herida para establecer relaciones más sanas con las mujeres que la rodean.
El retrato de una mujer
La primera escena de "Malta" muestra a Mariana orinando bajo la ducha. Santa pretendía crear una sensación de incomodidad en el espectador, sumergiéndolo en la intimidad del personaje. Este enfoque de intimidad se extiende a las discusiones entre Mariana y su madre, donde se expresan sentimientos intensos.
La sororidad y los roles de género
A pesar de explorar temas de sororidad, "Malta" presenta una ausencia de relaciones sólidas entre sus personajes femeninos. Mariana lucha contra el mundo, especialmente con su madre, y cuestiona la maternidad. Santa plantea la idealización del padre ausente y la culpabilización de la madre como un patrón común en la sociedad latinoamericana.
La división de roles de género también se refleja en la película. El abuelo, un proveedor en silla de ruedas, representa la figura paterna ausente. El hijo replica este patrón, evadiendo sus responsabilidades. En contraste, Gabriel, un personaje masculino, aporta luz e inocencia, desafiando las etiquetas de género.
El mito de El Dorado y la búsqueda de un nuevo comienzo
La elección de Malta como destino de los sueños de Mariana no es casual. Santa buscaba un lugar que no estuviera en el imaginario infantil de su personaje. Malta representa un nuevo comienzo, sin el peso del pasado familiar.
La pasión por la narración
Santa no se considera una directora en el sentido tradicional. Para ella, la dirección es una extensión de la escritura, utilizando elementos audiovisuales para transmitir su historia. El proceso de edición es una "segunda etapa de escritura" que le permite reformular su narración.
Santa enfatiza que solo dirige sus propias historias y no tiene interés en dirigir guiones escritos por otros. Su pasión es contar sus propias historias.