Alejandro, quien primero se identificó como venezolano y luego como colombiano, no duda en afirmar que las experiencias más significativas de su vida las ha vivido en este lado de la frontera. Hoy, exhibe con orgullo su pasaporte colombiano. Desde que llegó a Bogotá, a los 17 años, junto con sus dos hermanos, debido a la crisis política que aqueja al país vecino, se ha dedicado a luchar contra la xenofobia, a promover los derechos humanos y la no discriminación, a través de organizaciones como "El derecho a no obedecer". También creó su propio barómetro para medir el rechazo hacia los migrantes y proponer acciones afirmativas que fomenten la integración entre venezolanos y colombianos.

Una vida de éxitos académicos y activismo

Alejandro, con tan solo 27 años, ha alcanzado grandes logros académicos que lo han llevado hasta la Universidad de Columbia. Sin embargo, su verdadero deseo es regresar a Colombia, el país que ahora considera su hogar, para continuar trabajando en pro de ambas naciones, Venezuela y Colombia. Insiste en su mensaje de que, si bien existen diferencias entre ambos países, son muchas más las similitudes que los unen.

La lucha contra la xenofobia y la promoción de la integración

Alejandro ha dedicado gran parte de su vida a luchar contra la xenofobia y promover la integración entre venezolanos y colombianos. Lideró protestas contra la contaminación del aire, la participación de los jóvenes y la lucha contra la xenofobia. En 2018, organizó un "abrazatón" entre venezolanos y colombianos, donde invitó a una cantante venezolana y a un cantante colombiano a interpretar canciones de sus respectivos países. Esta experiencia le hizo darse cuenta de que es posible superar las diferencias y que la migración no es un asunto de gusto sino de necesidad.

El reconocimiento de su labor en Colombia

El trabajo de Alejandro en Colombia ha sido ampliamente reconocido. Ha recibido una beca para realizar una maestría en la Universidad de Columbia, y también ha ganado varios premios por su activismo. Sin embargo, su verdadero reconocimiento es el cariño y el respeto que se ha ganado de la comunidad colombiana. Para él, Colombia es un país de oportunidades, donde ha podido construir su vida y alcanzar sus sueños.

El futuro de Venezuela y el papel de Colombia

Alejandro cree que Venezuela está viviendo un momento único, una "batalla espiritual" en la que la oposición ha ganado. Para él, la salida de la dictadura depende tanto de los venezolanos como de los países vecinos, donde Colombia juega un papel fundamental. Considera que su país de adopción, Colombia, puede ser un ejemplo para la solución de la crisis venezolana.

Una vida dedicada a la esperanza

Pese a los desafíos que ha enfrentado, Alejandro se mantiene optimista. Cree en la capacidad de los jóvenes para hacer la diferencia y en la obligación de trabajar juntos, independientemente de nuestras diferencias, para lograr un cambio. Agradece a Colombia por permitirle desarrollar su trabajo como venezolano y está decidido a continuar luchando por la esperanza en su país de origen.