El exembajador colombiano Armando Benedetti se encuentra en el centro de una controversia significativa, enfrentando un pliego de cargos por abandono de su cargo mientras se desempeñaba como representante diplomático en Venezuela. La Oficina de Asuntos Disciplinarios del Ministerio de Relaciones Exteriores está investigando la conducta de Benedetti, quien también está siendo indagado por un presunto caso de violencia de género.

La Dirección de Asuntos Disciplinarios del Ministerio de Relaciones Exteriores ha formulado cargos contra Armando Benedetti por presunto abandono de su cargo en Caracas. Según la Cancillería, Benedetti habría salido de Venezuela en varias ocasiones sin autorización y sin reportar estas ausencias a la Cancillería. Uno de los incidentes más notorios ocurrió cuando Benedetti viajó a Estados Unidos para asistir a la graduación de su hijo, lo que resultó en la revocación de su pasaporte diplomático por parte de las autoridades estadounidenses.

El exembajador ha declarado que, debido a las circunstancias, solo recibió el 25% de su salario durante su periodo en Venezuela, lo cual argumenta como un resultado de su propia solicitud de licencia no remunerada que, según él, fue rechazada por el entonces canciller Álvaro Leyva. Este incidente ha desatado un debate sobre la legalidad y la ética de sus acciones, así como sobre las posibles sanciones que podría enfrentar.

Además del pliego de cargos por abandono del cargo, la Cancillería está llevando a cabo una investigación preliminar sobre un presunto caso de violencia de género en el que Benedetti estaría involucrado. El pasado 30 de junio, el diplomático fue acusado de un altercado verbal con Adelina Guerrero en Madrid, España. La policía española fue llamada al lugar, pero Benedetti no fue detenido debido a su inmunidad diplomática.

El exembajador ha negado las acusaciones de violencia de género, afirmando que los informes sobre la supuesta agresión son falsos y que la verdad se demostrará en el tribunal español. También ha señalado que el incidente está relacionado con su proceso de divorcio, un asunto que considera privado y que prefiere manejar con discreción para proteger el bienestar de sus hijos.

Armando Benedetti, quien fue nombrado embajador en Venezuela en 2022, ha sido una figura destacada en la política colombiana. Su carrera política incluye un papel importante en la campaña presidencial de Gustavo Petro y su posterior nombramiento en diversas representaciones diplomáticas. Sin embargo, su gestión en Venezuela estuvo marcada por controversias, incluyendo los recientes cargos de corrupción y chantaje.

La falta de presencia constante de Benedetti en Venezuela es vista como una falta grave, especialmente dado el contexto político y diplomático tenso entre Colombia y Venezuela. La Cancillería subraya la importancia de la presencia continua de los diplomáticos para mantener relaciones estables y proteger los intereses nacionales.

El procedimiento disciplinario en curso incluirá la recopilación de pruebas y testimonios para aclarar las circunstancias exactas del abandono del cargo y de las acusaciones de violencia de género. Dependiendo de los hallazgos, Benedetti podría enfrentar sanciones que van desde amonestaciones hasta la destitución de su cargo. Además, si se confirman las faltas, el caso podría tener implicaciones penales, y la Procuraduría General de la Nación podría asumir la investigación.

Este caso pone de relieve la rigurosidad con la que la Cancillería maneja los comportamientos de sus representantes en el exterior, asegurando que se mantengan altos estándares de ética y responsabilidad. La resolución de estos casos tendrá un impacto significativo en la carrera de Benedetti y en la percepción pública de la diplomacia colombiana.

En el ámbito político, la situación de Benedetti resalta la complejidad y los desafíos asociados con el manejo de funcionarios públicos en posiciones diplomáticas, especialmente en un contexto internacional delicado. Las autoridades continúan investigando para garantizar que se cumplan los estándares de conducta esperados de sus diplomáticos.