Dos policías fueron asesinados y tres resultaron heridos en un ataque en el Cauca

Al menos dos policías colombianos murieron este lunes y tres resultaron heridos durante un hostigamiento perpetrado por presuntos disidentes de las Farc en Morales, municipio del departamento del Cauca (suroeste), un ataque por el cual Gustavo Petro ordenó que se desplace a la región la cúpula militar.

Los hechos

Los criminales, que al parecer son miembros del dividido Estado Mayor Central (Emc), hostigaron durante unas dos horas la estación policial de Morales y en ese ataque murieron los patrulleros Jaime Andrés Calderón Reyes y Diego López Domínguez, mientras que otros tres uniformados resultaron heridos.

El gobernador del Cauca, Octavio Guzmán, aseguró que el ataque con disparos de fusil refleja que “la opción de paz se diluye con las balas, el odio y el resentimiento de los actores armados en nuestro territorio”.

“Hay hostigamientos en los municipios de Morales y Suárez, afectando a la población civil y fuerza pública. Apoyamos de forma irrestricta a las Fuerzas Militares, pero necesitamos con urgencia intervención internacional y buscar el diálogo con un cese bilateral“, añadió Guzmán.

Respuesta del Gobierno

El presidente Gustavo Petro ordenó el despliegue de la cúpula militar al Cauca y la instalación de un consejo de seguridad permanente.

“Es inaceptable la situación en el Cauca. No toleraremos que se siga atemorizando a la población con atentados terroristas. Le he pedido al ministro de Defensa (Iván Velásquez) que se desplace de inmediato con toda la cúpula militar al Cauca y se instaure un consejo de seguridad permanente“, expresó Petro.

Investigación y operativos

Las autoridades investigan el ataque y adelantan operativos para dar con los responsables.

El Ejército ha intensificado sus operaciones ofensivas en los últimos meses en el departamento del Cauca, que se ha convertido en uno de los escollos de las negociaciones de paz entre el Gobierno y el Emc.

El diálogo está empantanado desde que el Emc se dividió en dos y el Gobierno dejó fuera de la mesa de negociación a los disidentes del suroeste del país, que son los grupos más violentos y los que más ataques cometen.