¿Qué es un sismo y cómo se origina?

Los sismos son sacudidas que se producen por la liberación de energía acumulada y que se propagan en forma de ondas. Cuando estas llegan a la superficie, generan movimientos que las personas pueden percibir y que, de acuerdo a su nivel de intensidad, pueden derivar en daños sobre las estructuras y sobre la naturaleza (como agrietamientos y derrumbes).

Se originan debido a varias causas. La primera son los movimientos de las placas tectónicas, que producen deformaciones y rupturas en las que, súbitamente, se libera energía acumulada. La segunda son los volcanes: tanto el fracturamiento de roca como el movimiento de fluidos al interior del volcán causan sismos volcánicos. La tercera son algunas actividades humanas, como la extracción de recursos energéticos, el uso de agua en pozos profundos y la inyección de fluidos en el subsuelo.

¿Cómo medir la magnitud y profundidad de un sismo?

La magnitud y la profundidad de un sismo se calculan utilizando datos recopilados a través de una serie de equipos que se encuentran en estaciones de monitoreo ubicadas a lo largo de un territorio. Estos registran los movimientos del terreno y, a partir de ellos, se calcula la energía sísmica liberada en la fuente sismogénica.

Recomendaciones en caso de un sismo

Según la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres -UNGRD- estas son las medidas y recomendaciones que se deben tener en caso de un sismo: