El diálogo con el ELN agoniza, según el comisionado de paz
El comisionado de paz, Otty Patiño, ha emitido una noticia desalentadora: los diálogos con el ELN se encuentran al borde del colapso. Esta afirmación ha avivado los recuerdos de la promesa electoral de Gustavo Petro, quien aseguró que el ELN sería derrotado en Colombia en los primeros tres meses de su mandato presidencial.
El mandatario deberá asumir la responsabilidad de esta promesa cada vez que se evalúe el avance de las negociaciones con el grupo guerrillero, con el que inicialmente se logró una mesa de diálogo y un cese al fuego bilateral, nacional y temporal, un hito en la relación con esta organización armada.
La alargada sombra del estigma
Además de la promesa de campaña de Petro y su ambicioso proyecto de "paz total", el ELN carga con el estigma de ser un grupo renuente a la paz, a pesar de las invocaciones a este concepto en los discursos de sus líderes. Su resistencia a abandonar las armas y sus acciones violentas se confirma en una revisión histórica de sus intentos de negociación.
Durante los gobiernos de Alfonso López, César Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana y Juan Manuel Santos también se realizaron intentos de paz con el ELN. Incluso en el gobierno de Álvaro Uribe hubo exploraciones en Cuba y Venezuela. No obstante, ninguno de estos esfuerzos tuvo éxito, ya que el ELN siempre encontraba una razón para abandonarlos.
Se esperaba que la historia cambiara con el presidente Petro, el primer mandatario de izquierda en Colombia, con quien se creía que el ELN no podría obstaculizar el proceso de paz. Además, su victoria demostró que no es necesario tomar el poder por las armas para acceder al gobierno y dirigir el Estado, el método tradicional de las guerrillas socialistas.
Paz total en riesgo
Pero no ha sido así. El problema para Petro es mayor porque, a diferencia de sus predecesores que negociaron infructuosamente con el ELN, él ha convertido la búsqueda de la paz en Colombia en una política de Estado bajo el ambicioso concepto de "paz total", plasmada en una ley que le permite iniciar procesos de paz con todos los actores armados y poner fin al conflicto armado de décadas.
El alcance de esta ley incluye negociaciones no solo con grupos como el ELN, sino también con organizaciones cuya condición política es cuestionada, como las disidencias de las FARC (las de alias 'Iván Mordisco' y 'Iván Márquez') y bandas criminales como el 'Clan del Golfo', que se resisten a ser tratadas como tales y buscan obtener estatus político para negociar sin someterse a la justicia con beneficios.
Los procesos con estos actores armados tienen distintos niveles de avance, pero el que se llevaba a cabo con el ELN parece estar casi extinto, según las palabras de Patiño, quien afirma que simplemente "está agonizando". Si este es el caso, también se vería seriamente afectada la "paz total" de Petro, pues su política de paz perdería la etiqueta de "total" si el ELN queda excluido.
Formalmente, en el mundo de las definiciones, la exclusión del ELN implicaría que ya no habría "paz total", aunque Petro lograra consolidar los procesos con los demás grupos armados. No es lógico que algo considerado "total" carezca de una parte o tenga excepciones. Por lo tanto, técnicamente, la "paz total" en su concepto global también estaría "agonizando", como señaló Patiño sobre el proceso con el ELN.
El ELN es consciente de esta situación. Su líder, Eliécer Herlinto Chamorro Acosta, alias 'Antonio García', advirtió al gobierno que si no los excluían de la lista de GAO, "la mesa de negociación no solo se congelará sino que, es posible, que se levanten, fracturando el tronco central de la Paz Total". En otras palabras, la guerrilla se considera el "tronco central" de la "paz total" de Petro.
Otra declaración lapidaria
Otra declaración contundente de Patiño refleja la crítica situación del proceso con el ELN. Destacando la buena voluntad del gobierno, afirmó: "El Gobierno nunca desistirá de los caminos hacia la paz, pero si la otra parte desiste, pues no se puede hacer nada más. El ELN no quiso hacerlo, tuvo oportunidades y no ha querido".
Sin embargo, a Petro le quedan escasos dos años de gobierno y aún tiene margen de maniobra para reanudar el proceso con el ELN. Pero quizá no a través del comisionado Patiño, a quien la guerrilla acusa de "buscar hacer negocios" y de que "lo que hoy se cuece" con él "es la más lamentable expresión de corrupción mafiosa que hace de la paz un negocio".
Por lo tanto, es poco probable que la organización tome la iniciativa de dialogar, como esperan Patiño, Vera Grabe (jefa negociadora del gobierno) e Iván Cepeda (miembro de la delegación del gobierno), quienes aseguran que los canales de comunicación con el ELN están abiertos y que la crisis se superará rápidamente.
El tiempo corre y la "paz total" de Gustavo Petro corre el riesgo de "agonizar" junto al proceso con la guerrilla.