El Stella Vélez Londoño, un colegio en el olvido

Estudiantes y padres de familia protestan por las precarias condiciones en las que se encuentra la institución

Desde hace tres años, los estudiantes y padres de familia de la Institución Educativa Stella Vélez, en el barrio La Quiebra, en la Comuna 13 de Medellín, vienen sufriendo las consecuencias de la negligencia de la Alcaldía de la ciudad. El rector, Pedro Mena, señaló que el bloque uno del colegio lleva dos años cerrado sin ninguna solución a la vista.

Ante la falta de aulas, los estudiantes se ven obligados a ir a clase con un sistema de "pico y placa", lo que ha deteriorado profundamente su desempeño académico y formación integral. La sala de informática, el laboratorio y el auditorio han tenido que ser convertidos en aulas de clase, donde los estudiantes se amontonan a diario.

La gota que derramó el vaso: baños insuficientes y en mal estado

Pero eso no es todo. En el bloque dos, donde se atienden a más de 900 estudiantes, solo hay una unidad sanitaria habilitada con cuatro sanitarios en muy mal estado, lo que obliga a los estudiantes a hacer largas filas para poder usarlos.

La situación empeoró aún más durante la Semana Santa, cuando el párroco de la iglesia del barrio, agobiado por la crisis económica, tuvo que pedir a las familias que dejaran de llevar a sus hijos a estudiar allí. La Secretaría de Educación se había comprometido a pagar los servicios y gastos de la iglesia, pero nunca cumplió, lo que llevó a que los gastos del templo se dispararan.

La plata se esfumó y la mejoría no se vio

El Stella Vélez Londoño fue uno de los colegios beneficiados con los recursos de las famosas vigencias futuras que el entonces alcalde Daniel Quintero hizo aprobar al Concejo para destinar $319.000 millones en intervenciones de infraestructura para más de 400 sedes educativas.

Sin embargo, según denunció el rector, la plata se esfumó y la mejoría no se vio. Al colegio le asignaron $715 millones, de los cuales solo quedaron $400 millones, ya que según le dijeron al rector, se habían ido poco más de $300 millones en temas administrativos.

Las obras empezaron en septiembre y estaban pactadas para terminar en dos meses, pero ya llevan siete meses y las instalaciones del colegio siguen en un desbarajuste tremendo. El contratista no construyó el restaurante escolar, por lo que los estudiantes se quedaron sin alimentación digna. Además, de las tres unidades sanitarias que existían, solo habilitaron una y hasta destruyeron una batería sanitaria que tenían para estudiantes con discapacidad.

Promesas incumplidas

Personal de la Secretaría de Educación llegó al lugar para dialogar con líderes estudiantiles, rector y padres, y se comprometieron a que este miércoles 8 de mayo subsecretarios de Educación sostendrán una reunión con líderes escolares y acudientes del Consejo Directivo.

Sin embargo, los estudiantes y padres de familia están cansados de promesas incumplidas y exigen soluciones reales y definitivas a la negligencia que han sufrido durante los últimos tres años.