El deteriorado debate político en el Concejo de Santa Marta: insultos y señalamientos
En los últimos meses, el Concejo de Santa Marta ha sido escenario de una lamentable degradación del debate político, transformándose en un campo de batalla verbal donde los insultos y señalamientos han reemplazado la argumentación y la construcción de políticas públicas.
El concejal Miguel 'El Mono' Martínez ha sido uno de los principales protagonistas de estos enfrentamientos, instigando el caos sesión tras sesión. En varias ocasiones, la Policía ha tenido que intervenir para expulsar del recinto a concejales por conductas agresivas.
El punto álgido: Martínez vs. Gual
La situación alcanzó su punto álgido en la última reunión, cuando un debate sobre los gastos de la Alcaldía en la Fiesta del Mar derivó en una confrontación personal entre Martínez y su compañero de partido Anselmo Gual.
Los concejales se lanzaron insultos como "periquero", "payaso", "bruto", "populista" y "borrachones", ante la mirada atónita y morbosa del público. El altercado comenzó cuando Martínez solicitó agregar interrogantes sobre gastos específicos, lo que Gual interpretó burlonamente como una insinuación de consumo de drogas.
Otros concejales se suman al enfrentamiento
La disputa no se limitó a Martínez y Gual. Otros concejales como Winston Vargas y Howard Escarraga se involucraron, acusándose mutuamente de recibir beneficios indebidos y actuar bajo la influencia del alcohol.
La presidenta encargada del Concejo, Alexandra Santos Durán, intentó sin éxito controlar la situación, que se asemejaba más a una pelea callejera que a un debate político.
¿Este es el nivel de debate que merece la ciudad?
La incapacidad de los concejales para mantener un debate respetuoso y constructivo ha generado cuestionamientos sobre el nivel de debate político en la ciudad. La ciudadanía se pregunta si este es el tipo de representación que merecen.
El Concejo de Santa Marta volverá a sesionar en octubre, pero la pregunta queda en el aire: ¿Es este el nivel de debate político que merece la ciudad?