Los desplazados en Cali: una historia de resiliencia y lucha
En el corazón del Distrito de Aguablanca, en Cali, hay una casa que guarda un valioso archivo sobre el desplazamiento forzado en el oriente de la ciudad. Es la sede de la Asociación Solidarios por la Vida (Solivida), una organización que desde 2001 ha ayudado a casi 5.000 familias y más de 25.000 personas que han tenido que abandonar sus hogares por la violencia.
Atención integral y acompañamiento
El trabajo de Solivida se centra en dos aspectos principales: la defensa y restitución de los derechos vulnerados por la violencia, y la protección y reconstrucción de los vínculos sociales. El equipo de nueve personas que conforman Solivida, liderado por su directora Pola Elisa Buenaventura González, brinda atención personalizada a cada persona que llega a sus puertas.
Quienes acuden a Solivida reciben orientación para declarar, ayuda humanitaria, representación jurídica, acompañamiento psicosocial y apoyo en la búsqueda de vivienda, trabajo y educación. Todo este proceso se realiza de forma gratuita, gracias al trabajo voluntario de los miembros de la asociación.
Un puente entre la comunidad y las instituciones
Solivida se ha convertido en un puente entre la comunidad y las instituciones. Colabora estrechamente con la Defensoría del Pueblo, la Unidad de Víctimas y otras entidades para garantizar que las personas desplazadas reciban la ayuda y protección que necesitan.
María Edilia Sepúlveda, una de las promotoras comunitarias de Solivida, explica que muchas personas siguen llegando a la asociación, principalmente provenientes de Nariño, Cauca, Chocó y algunos municipios del Valle del Cauca.
El drama del desplazamiento
Según el último informe del Observatorio de Derechos Humanos y Conflictividades de Indepaz, en 2023 se registraron 167.540 eventos de desplazamiento forzado en Colombia, de los cuales 35.024 ocurrieron en Nariño, 25.731 en el Valle del Cauca y 16.390 en Cauca.
Ismenia del Socorro Polo Cabrera llegó a Cali en 2009 junto a su hija y una de sus nietas. Huyeron de Nariño por la violencia y tuvieron que dormir dos noches en las oficinas de Acción Social antes de ser atendidas.
Gracias a la intervención de Solivida, Ismenia y su familia fueron incluidas en el registro de víctimas y recibieron la ayuda humanitaria correspondiente. Hoy en día, Ismenia sigue visitando Solivida para recibir apoyo y compartir su historia con otros desplazados.
Un reconocimiento al trabajo humanitario
En 2018, las embajadas de Alemania y Francia otorgaron a Solivida el Premio Franco-Alemán de Derechos Humanos, un reconocimiento a su labor incansable por defender los derechos de las víctimas del conflicto armado.
Un llamado a la acción
Pola Buenaventura, directora de Solivida, afirma que aún queda mucho por hacer para atender la problemática del desplazamiento forzado en Colombia. Hace un llamado a las autoridades y a la sociedad en general para que se comprometan a garantizar los derechos de las víctimas y a trabajar por la reconstrucción de la paz en el país.
La historia de Solivida y las miles de personas que han pasado por sus puertas es un testimonio de resiliencia, lucha y esperanza. Es un recordatorio de que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay quienes están dispuestos a tender una mano y brindar apoyo a los más necesitados.