El Ministerio de Salud tomó cartas en el asunto ante el auge de denuncias públicas sobre el presunto maltrato laboral hacia médicos residentes en el país y emitió una circular que recuerda la obligación de las facultades de medicina de respetar los horarios laborales y el tiempo de trabajo de estos profesionales, quienes no pueden trabajar más de 66 horas semanales.

¿De cuánto hablamos?

Las 66 horas semanales se traducen en 11 horas diarias de trabajo, jornadas sin duda agotadoras que, además, en muchas ocasiones se extienden más allá del tiempo estipulado inicialmente, sin que esto se compense de ninguna manera.

Las denuncias que detonaron la medida

Esta circular surgió en respuesta al escándalo desatado a raíz del caso de una médica residente que atentó contra su propia vida y dejó una desgarradora carta con su testimonio. Su caso no es aislado, sino que se suma a otras denuncias de acoso laboral y maltrato que han salido a la luz en los últimos meses, poniendo en evidencia un problema sistémico en las facultades de medicina.

Las voces que se alzaron

El doctor Carlos Jaramillo, víctima también de maltrato durante su etapa como residente, alzó su voz para denunciar estas prácticas abusivas y exigir un cambio. En su opinión, esta situación podría transformarse si trasciende el ámbito de los medios de comunicación y las redes sociales y se convierte en un asunto legal, con consecuencias para los responsables.

¿Quiénes están en la mira?

Jaramillo apunta directamente al Departamento de Cirugía de la Universidad Javeriana como el principal responsable de estas situaciones, basándose en los testimonios de los propios residentes. Sin embargo, aclara que no se trata de un problema exclusivo de esta institución, sino que se extiende a otras facultades de medicina.

La paradoja de los expertos

Resulta particularmente preocupante que los autores de artículos académicos que denuncian el acoso y el maltrato de los residentes sean las mismas personas que, según los testimonios, están aplicando estas prácticas en sus departamentos. Jaramillo se pregunta cómo es posible que supuestos expertos en ética permitan y formen parte de estas situaciones.

El lado más oscuro: acoso físico

Además del acoso laboral, Jaramillo también relata situaciones de acoso físico sufridas por sus compañeros residentes. Un caso particularmente escabroso es el de un profesor que, según el testimonio de uno de los afectados, le pidió que le rascara un testículo. Este tipo de comportamientos no solo traspasan los límites del respeto, sino que también constituyen delitos.

Un llamado a la acción

El Ministerio de Salud, a través de esta circular, ha dado un paso importante para abordar esta problemática, pero se necesitan más acciones para erradicar estas prácticas abusivas. Es fundamental que las universidades tomen medidas contundentes, estableciendo protocolos claros contra el acoso y el maltrato, y sancionando ejemplarmente a los responsables.

Además, es esencial que los médicos residentes cuenten con canales seguros y confidenciales para denunciar estas situaciones sin temor a represalias. Solo así podremos garantizar un entorno de trabajo digno y respetuoso para estos profesionales, que son el futuro de la salud en nuestro país.