Montecasino: de mansión de los Castaño a lugar de esperanza para las víctimas

La lujosa mansión Montecasino, ubicada en Medellín, será entregada en comodato a Medicina Legal para la identificación de cuerpos de personas dadas por desaparecidas en el conflicto armado. Esta propiedad, que aún está en proceso de extinción de dominio, fue incautada a los hermanos Castaño, precursores del narcotráfico en Colombia y fundadores de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Reducción de costos y reparación de víctimas

La Unidad de Víctimas, que administra Montecasino desde 2015, busca reducir los costos de administración del predio y destinarlo a la reparación de las víctimas reconocidas en sentencias judiciales. La idea es utilizar los 1.919 metros cuadrados de la mansión para revisar unos 1.200 cuerpos.

Un nuevo significado

Según la Unidad de Víctimas, este cambio de uso resignificará el espacio: "Si bien en el pasado fue un lugar donde se planearon los más horribles crímenes, ahora será uno de esperanza para las familias que aún esperan encontrar a sus seres queridos".

El clamor de las víctimas

La destinación de la propiedad para este fin se logró ante la insistencia de las víctimas para que Medicina Legal avance en la identificación de los cuerpos. Los esfuerzos de la Unidad de Víctimas, la Mesa Departamental sobre Desaparición Forzada, la Alcaldía de Medellín, la Jurisdicción Especial para la Paz y otros organismos de cooperación también fueron fundamentales.

Ajustes para las necesidades de Medicina Legal

En los próximos meses, la casa será ajustada a las necesidades que Medicina Legal requiera para garantizar el buen funcionamiento de los laboratorios. De hecho, Montecasino está incluida en el plan de mantenimiento que adelanta la Unidad de Víctimas en 260 bienes bajo su administración.

Un pasado oscuro

En la lujosa propiedad se habrían planeado algunos de los más terribles crímenes que conmocionaron al país, como la masacre de Mapiripán en el Meta, la bomba en el avión de Avianca y los asesinatos de Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Bernardo Jaramillo.

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