En un giro sorprendente, Paola Camargo, la mujer que fue baleada el pasado 8 de septiembre en un motel de Bogotá por su expareja, el patrullero Jhon Jairo Acuña Salazar, ha rompido el silencio. Camargo narra cómo el ataque, que también resultó en la muerte de su pareja actual y del propio Acuña, es el culminación de una larga historia de obsesión y violencia por parte del expolicía.
Un ataque marcado por la obsesión
El dramático suceso tuvo lugar en el motel Las Vegas, ubicado en la localidad de Kennedy, en Bogotá. Según los relatos de Camargo, el ataque se desató tras una serie de eventos que comenzaron con la separación de ella y Acuña en diciembre del año pasado. Camargo explica que la relación con el patrullero se volvió insostenible debido a su comportamiento violento y obsesivo. La mujer recuerda que en una ocasión, Acuña la golpeó contra una mesa en un episodio de celos, lo que la llevó a terminar la relación.
Desde esa ruptura, Acuña no aceptó el fin de su relación y se volvió cada vez más invasivo, llegando a amenazar y acosar a Camargo. Esta situación culminó en el ataque del pasado domingo, cuando Acuña, al enterarse de que su expareja estaba en el motel con otro hombre, decidió confrontarlos de manera violenta.
Detalles del ataque
Camargo relata cómo el patrullero irrumpió en el motel y comenzó a disparar. "Sentí los disparos en mi cara, fueron tres impactos en la cara y uno en el brazo. Otro impacto le rozó a Fernando, mi acompañante. Vi la sangre y pensé que estaba muerta", cuenta con angustia. La reacción del atacante fue autodestructiva, ya que después de disparar, Acuña se quitó la vida en el mismo lugar.
La respuesta de los familiares de Acuña
Un aspecto perturbador del incidente es la presencia de los familiares de Acuña en la escena del crimen. Camargo afirma haber visto a la madre, el padre, la hermana y la sobrina del patrullero llegar al motel inmediatamente después del ataque. Este detalle ha generado controversia y preguntas sobre cómo los familiares se enteraron del suceso y qué papel pudieron haber jugado en la situación.
La trágica conclusión de este evento ha dejado a Camargo con graves lesiones y en espera de una cirugía reconstructiva en su rostro. Además de las heridas físicas, el ataque ha tenido un impacto profundo en su vida emocional y psicológica. Las autoridades siguen investigando el caso para esclarecer todos los detalles y motivaciones detrás de este violento episodio.
El caso ha reavivado el debate sobre la violencia de género y el abuso de poder, especialmente en casos donde los perpetradores son miembros de las fuerzas de seguridad. La Policía Nacional aún no ha hecho una declaración oficial sobre el incidente, y la comunidad permanece consternada ante la brutalidad y las circunstancias que llevaron a este desenlace fatal.
El relato de Camargo expone la necesidad de tomar acciones más efectivas contra la violencia de género y los abusos dentro de las relaciones personales, particularmente cuando involucran a personas con poder y acceso a armas.