El presidente Gustavo Petro ha estado oscilando en su postura sobre una posible asamblea nacional constituyente, lo que ha generado confusión y debate en todo el país. En marzo, anunció en Cali su intención de convocar una asamblea, pero ahora, en Córdoba, sostiene que no ha hablado de ello.

Esta actitud contradictoria ha sido interpretada de diversas formas, desde una estrategia política hasta un despiste, e incluso hay quienes lo catalogan como un caso clínico.

¿Qué dijo Petro sobre la constituyente?

Cuando habló por primera vez de una asamblea constituyente, Petro asistía a una asamblea de la movilización indígena "Minga por transformaciones para la vida, el territorio, la democracia y la paz". Y cuando negó haberla planteado, presidía la entrega de 6.000 hectáreas de tierras en Pueblo Nuevo.

Entre un momento y otro, también ha utilizado indistintamente los términos "proceso constituyente", "poder constituyente" y "plebiscito constituyente", lo que ha incrementado aún más la confusión sobre los propósitos reales que persigue.

¿Qué dicen los expertos?

Algunos expertos sostienen que Petro efectivamente matizó su negación de la asamblea constituyente cuando dijo "aquí" (no he hablado aquí de una asamblea constituyente). Por lo tanto, entienden que no lo ha hecho anteriormente en el lugar específico donde se pronunció.

Como se le ha señalado desde que lo anunció, una asamblea nacional constituyente solo tiene dos propósitos: cambiar la Constitución o redactar una nueva. Sus opositores creen que buscará la reelección a través de este proceso, aunque él lo niegue.

¿Cuál es el impacto de la postura de Petro?

Los cambios de postura de Petro sobre un tema tan trascendental como la Constitución generan incoherencia y restan consistencia a sus objetivos. El mensaje que recibe Colombia es, cuando no caótico, incompleto, y la sensación de inestabilidad se hace creciente.

También puede erosionar la credibilidad del presidente. Afirmar algo y luego negarlo, como si nada hubiera pasado, tiene serias consecuencias para su prestigio, influencia y popularidad.

Hoy, el presidente puede decir que no quiere reelegirse, pero mañana podría cambiar de opinión y decir que sí, porque, como ha sugerido, hará lo que "su" pueblo le ordene.

Este tema ya está siendo impulsado por la senadora del Pacto Histórico Isabel Cristina Zuleta, quien sostiene que al presidente no lo han dejado gobernar y necesita más tiempo para hacer los cambios prometidos. El exfiscal Eduardo Montealegre también apoya la peligrosa tesis de que el jefe de Estado puede convocar una constituyente por decreto.