El 26 de septiembre de 2024, el estadio Atanasio Girardot de Medellín se convierte en el escenario de una violenta confrontación entre las barras de Atlético Nacional y Junior de Barranquilla. El partido, que se disputaba con el marcador a favor de Nacional (2-0), es interrumpido al minuto 56 debido a disturbios que desatan una pelea campal entre los aficionados de ambos equipos. Este lamentable episodio deja un saldo de 21 heridos, entre ellos un agente de policía, y provoca la suspensión del encuentro.

¿Qué ocurrió en el Atanasio Girardot?

Durante el partido de la Liga BetPlay, que transcurre en un ambiente de tensión creciente, los hinchas del Junior, ubicados en la tribuna norte, rompen la barrera de seguridad y se lanzan contra los aficionados locales. Los videos que circulan en redes sociales muestran escenas de caos, donde los hinchas no solo se agreden físicamente, sino que también utilizan armas blancas. Este hecho lleva al árbitro a suspender el partido y a evacuar a los jugadores hacia los vestuarios para evitar que sean agredidos.

¿Por qué se desató la pelea?

Los incidentes se inician justo después del segundo gol de Nacional, anotado por Marino Hinestroza, lo que provoca burlas entre los hinchas locales y los visitantes. Esta provocación desencadena la ira de los aficionados de Junior, que, según reportes, son cerca de 300 y se lanzan hacia los seguidores de Nacional. La situación se intensifica cuando algunos hinchas del Junior roban una bandera del equipo local, lo que agrava aún más el conflicto.

Respuesta de las autoridades

La División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) emite un comunicado en el que condena los actos de violencia y anuncia la suspensión oficial del partido. El presidente de la Dimayor, Fernando Jaramillo, asegura que la decisión se toma por la falta de garantías de seguridad para los equipos y los asistentes. La Policía de Medellín también enfrenta críticas por su gestión durante el evento, ya que muchos asistentes denuncian la ineficacia de las medidas de seguridad implementadas.

El secretario de Seguridad y Convivencia de Medellín, Manuel Mejía Villa, confirma que la trifulca comienza alrededor del minuto 54 y que las fuerzas del orden deben intervenir para controlar la situación. Las autoridades inician una investigación para determinar las responsabilidades de los organizadores y asegurar que se tomen medidas adecuadas para prevenir futuros incidentes.

La situación fuera del estadio

La violencia no se limita al interior del Atanasio Girardot. Fuera del estadio, los disturbios continúan, y se reportan enfrentamientos entre grupos de hinchas que persiguen a los seguidores de Junior. La Policía utiliza gases lacrimógenos y explosivos para dispersar a las multitudes, mientras que videos compartidos en redes sociales muestran a los hinchas huyendo en pánico.

Impacto en el fútbol colombiano

Este episodio de violencia no solo mancha la imagen del fútbol colombiano, sino que también plantea serias interrogantes sobre la seguridad en los eventos deportivos. La Dimayor hace un llamado a los aficionados para que promuevan la convivencia pacífica en los estadios y rechaza de manera categórica cualquier tipo de violencia.

A medida que las autoridades analizan las imágenes y testimonios del incidente, la comunidad deportiva y la opinión pública exigen respuestas y medidas efectivas que garanticen la seguridad de todos los asistentes a los eventos deportivos. La cultura del fútbol, que debe ser una celebración de unidad y alegría, se ve nuevamente empañada por actos de violencia que no tienen cabida en el deporte.

La situación vivida en el Atanasio Girardot durante el partido entre Nacional y Junior es un recordatorio de que la violencia en el deporte debe ser erradicada. Las imágenes de hinchas armados y el caos desatado reflejan la necesidad urgente de revisar y fortalecer las medidas de seguridad en los estadios. La Dimayor y las autoridades locales están ahora bajo presión para garantizar que estos incidentes no se repitan y que el fútbol colombiano pueda recuperar su esencia como un espacio de sana convivencia.