Picsil: Un gigante del 'crossfit' nacido en la cocina familiar
Los hermanos Pablo y Jesús Miguel Silva fundaron la empresa en 2012 en Cintruénigo (Navarra) y hoy facturan 10 millones de euros vendiendo equipaciones para este deporte
La idea de crear Picsil surgió cuando un primo de los hermanos les pidió que le consiguieran unas calleras, unos accesorios de 'fitness' que se utilizan para proteger las manos durante los ejercicios. Pablo y Jesús compraron los materiales y comenzaron a coser sus propias calleras en la mesa de la cocina.
Ninguno de los hermanos tenía conocimientos sobre el funcionamiento de una empresa, pero eso no les detuvo. "Nos dimos cuenta de que nos gustaba y siempre habíamos tenido pasión por el emprendimiento, por crear algo juntos", explica Pablo, consejero delegado de Picsil.
En 2015, los hermanos ya se habían abastecido de materia prima y maquinaria para producir más calleras y dieron el salto de la casa familiar a una nave en Cintruénigo. "Mejoramos las ventas: potenciamos nuestras redes sociales, abrimos una web y pusimos nuestros productos en Amazon. Y nos internacionalizamos: empezamos a vender por Europa y fuimos a todos los eventos de 'crossfit' de España", cuenta Pablo.
Esa expansión provocó que, en un año, los hermanos alquilasen una segunda nave, más grande, para producir los accesorios. Ya no solo eran calleras, también había combas y cinturones.
El éxito de Picsil les convirtió en líderes del sector en Europa en 2018 y en la primera marca española que patrocinó a atletas en los CrossFit Games, el evento que reúne a los mejores deportistas de 'crossfit' del mundo.
En 2019, los hermanos abrieron una delegación en Miami (EEUU), donde nació el 'crossfit' en los años noventa. "Competíamos con marcas de todo el mundo, por eso nos ha costado más, pero nos ha servido para comprobar cómo es el mercado real en EE UU", explica Silva.
En 2022, Picsil abrió una delegación en Ciudad de México (México) y se expandió por Latinoamérica. Ahora, la empresa vende sus productos a más de 40 países, con un equipo de más de 40 personas y sigue teniendo su sede central en Cintruénigo.
"Nuestro objetivo es democratizar el 'crossfit'. No es un deporte elitista. Hay muchos prejuicios. Lo practica todo tipo de gente: desde niños hasta mayores de 80 años", concluye Pablo Silva.