La Curva de Phillips: ¿Adiós o hasta luego?

En 1958, el economista William Phillips publicó un influyente artículo que observó una relación inversa entre el nivel de desempleo y la variación de los salarios en el Reino Unido durante el periodo de 1861 a 1957. Esta relación, conocida como la Curva de Phillips, se convirtió en una brújula para economistas, inversores y analistas financieros, ayudándoles a orientar la política económica y las decisiones de inversión.

El aplanamiento de la Curva de Phillips

Sin embargo, en los últimos años, la Curva de Phillips ha experimentado un aplanamiento, lo que significa que los cambios en los niveles de desempleo tienen ahora un impacto mucho menor sobre la inflación. Esto se ha observado en muchas economías de la OCDE, incluida España, donde la curva de Phillips se ha vuelto mucho más plana durante el periodo 2000-2023 en comparación con el periodo 1975-1999. Este aplanamiento indica que los trabajadores ya no pueden negociar incrementos salariales similares a los de hace unas décadas, incluso cuando la demanda de trabajo es elevada y los niveles de empleo son altos.

Causas del aplanamiento

Diversas investigaciones apuntan a que el proceso de globalización y la liberalización de los mercados de trabajo han erosionado la capacidad de negociación de los trabajadores. Esto ha llevado a un aplanamiento de la Curva de Phillips, ya que los trabajadores tienen menos poder para exigir mejoras salariales.

Implicaciones para la política económica

El aplanamiento de la Curva de Phillips tiene importantes implicaciones para la política económica y las decisiones de inversión. Las autoridades económicas y monetarias ya no pueden confiar en la Curva de Phillips para guiar sus decisiones, ya que su relación inversa tradicional ya no es tan fuerte. Esto significa que los responsables políticos deben incorporar nuevos enfoques para navegar por las complejidades económicas actuales.

Por ejemplo, el aplanamiento de la Curva de Phillips implica que las economías de la OCDE pueden mantener niveles de desempleo notablemente menores sin que esto conlleve aumentos preocupantes de inflación. Además, los incrementos generalizados de precios no se producen únicamente por excesos de demanda, sino que los shocks de oferta y la llamada inflación de conflicto también son factores determinantes.

En conclusión, aunque la Curva de Phillips sigue siendo una herramienta útil para comprender la relación entre el desempleo y la inflación, su aplanamiento en los últimos años ha alterado significativamente su validez. Los responsables políticos y los inversores deben incorporar nuevos enfoques para navegar por los retos económicos actuales, teniendo en cuenta que los cambios en los niveles de desempleo ya no tienen un impacto tan directo sobre la inflación como en el pasado.