Las apuestas en línea se dispararon en Brasil hasta convertirse en una seria preocupación por su potencial para generar una epidemia de adicción y una grave crisis de endeudamiento. Cada mes, los brasileños apuestan más de 3.200 millones de euros en internet, lo que equivale al 20% de la masa salarial.
Los más pobres, los más afectados
La adicción a las apuestas se está extendiendo entre los más pobres, ya que cinco millones de brasileños que reciben la Bolsa Familia, un pago mensual para los más necesitados, apostaron en agosto a través de sus móviles casi 500 millones de dólares.
El gobierno brasileño está tomando medidas para regular el sector, que hasta ahora no estaba regulado, y ya ha bloqueado más de 5.000 casas de apuestas ilegales que operaban impunemente desde el extranjero.
No obstante, la legalización de los juegos de azar en 2018 creó un gran mercado con una fuerte presencia del crimen organizado, aprovechando la desesperación de millones de personas que intentan aumentar sus magros ingresos.
El atractivo de los premios fabulosos y la facilidad de acceso a las apuestas en línea, que se han disparado con la pandemia, han creado un terreno fértil para la adicción.
Un problema de salud pública
Los grupos de jugadores anónimos se multiplican y las reuniones de apostadores compulsivos amplían sus horarios para atender a la creciente demanda. Incluso hay casos de personas que solo reconocen su problema cuando un acreedor les amenaza a punta de pistola.
El gobierno advierte de los enormes riesgos del juego en línea, más allá de los atractivos premios: "No es una inversión. Puedes perder todo el dinero que apuestes. No es un complemento de ingresos ni un medio de vida", ha destacado Régis Dudena, secretario de Premios y Apuestas del Ministerio de Hacienda.
La adicción al juego en internet va camino de convertirse en una epidemia que puede derivar en una grave crisis de endeudamiento en Brasil, un país donde la mayoría de los ciudadanos están endeudados y a duras penas pueden llegar a fin de mes.