Alemania se despide de la energía nuclear en plena crisis energética

Este sábado, Alemania cerró sus tres últimas centrales nucleares, poniendo fin a una era de 60 años de generación de energía con átomos en la mayor economía europea. La decisión, tomada hace casi dos décadas, ha generado una enorme polémica de última hora en el país, con una veintena de científicos reclamando mantener las centrales abiertas y la oposición calificando la medida de "día negro" para Alemania.

Contexto de la decisión

La decisión de cerrar las centrales nucleares alemanas se tomó en 2011, tras la catástrofe de Fukushima en Japón. Sin embargo, la crisis energética desatada por la invasión rusa de Ucrania había concedido a las nucleares una última prórroga hasta el final del invierno.

Impacto del cierre

El cierre de las tres últimas centrales no tendrá un gran impacto inmediato en el sistema energético alemán, pero plantea importantes desafíos a largo plazo. Alemania deberá acelerar su transición hacia una economía descarbonizada sin energía nuclear, eliminando progresivamente el carbón y aumentando sustancialmente las energías renovables.

Opiniones encontradas

La decisión de cerrar las centrales nucleares ha dividido a la opinión pública alemana. Una encuesta reciente muestra que el 59% de los alemanes se oponen ahora al abandono de esta tecnología, citando preocupaciones sobre la seguridad energética y la reducción de emisiones.

Los defensores de la energía nuclear argumentan que las centrales son seguras, fiables y bajas en carbono. Señalan que el cierre de las centrales aumentará la dependencia de Alemania del carbón y el gas, que son fuentes de energía más contaminantes.

Por otro lado, los opositores a la energía nuclear sostienen que es peligrosa, cara y genera residuos radiactivos que son difíciles de almacenar. Argumentan que el futuro de Alemania radica en las energías renovables, como la solar y la eólica.

Perspectivas de futuro

El cierre de las centrales nucleares alemanas es un importante punto de inflexión en la transición energética del país. Alemania se enfrenta a un arduo camino para cumplir sus compromisos climáticos y garantizar la seguridad energética sin la energía nuclear. El éxito de la transición dependerá de la capacidad de Alemania para acelerar el despliegue de energías renovables y reducir su dependencia de los combustibles fósiles.