La antigua central térmica de Cercs: de símbolo industrial a amenaza ecológica

La central térmica de Cercs, que fue un símbolo del apogeo industrial de Cataluña, ahora se alza como una amenaza ecológica para la población. Los vecinos exigen al Gobierno el desmantelamiento de la infraestructura, ya que desde su cierre en 2011 se ha deteriorado y acumula residuos tóxicos como fuel, fibrocemento y ácido sulfúrico.

El peligro de un desastre ecológico

El Ayuntamiento y grupos ecologistas advierten del peligro de contaminación del embalse de la Baells, que abastece al área metropolitana de Barcelona. Un cortocircuito o incendio podría provocar un vertido de los tres tanques de fuel que aún quedan en la central. También preocupa el posible desmoronamiento de las chimeneas y el vandalismo que sufre la instalación.

El pasado oscuro de la central, que provocó lluvias ácidas en 1980 y la primera condena por delito ecológico en España en 1990, vuelve a sobrevolar el territorio.

Planes frustrados y oposición ciudadana

Tras el cierre de la central, la promotora catalana EmSpain Waste & Treatment compró las instalaciones y pretendió convertirla en una planta incineradora. La Plataforma Anti-Incineradora se opuso frontalmente, y el proyecto fue tumbado por el Gobierno y la Generalitat.

En 2023, la promotora reformuló su propuesta hacia un proyecto de economía circular, incluyendo plantas de hidrógeno verde, un museo y un parque natural. Sin embargo, esta iniciativa también encontró rechazo ciudadano, especialmente por el elevado consumo de agua necesario.

El desmantelamiento como única vía

Actualmente, el proyecto está paralizado. La única vía abierta para el desmantelamiento definitivo de la central es un contencioso administrativo para recuperar los terrenos de uso comunitario.

"Es un peligro público y puede provocar una catástrofe ecológica en el territorio", alerta Martina Marcet, portavoz de la Plataforma Anti-Incineradora.

La población teme que los puestos de trabajo que se crearían con el nuevo proyecto no compensen el impacto ambiental y que solo beneficien a directivos e ingenieros de fuera de la comarca.

El Grup de Defensa de la Natura del Berguedà y la Plataforma Anti-Incineradora consideran "escandalosa" la cantidad de agua necesaria para la planta de hidrógeno verde, especialmente en tiempos de sequía.

El desmantelamiento de la central térmica de Cercs es esencial para evitar un posible desastre ecológico y proteger la salud y el bienestar de la población.