Dos noticias económicas con sorpresas positivas en el análisis de coyuntura

En el pasado martes, se publicaron dos noticias importantes en el ámbito económico, las cuales representaron lo que se conoce como sorpresas positivas en el análisis de coyuntura. Generalmente los modelos se encargan de predecir los comportamientos de las series de tiempo con base en la información conocida y relaciones establecidas de manera “promedio”. Sin embargo, los eventos inesperados están siempre presentes, dándole a dicho análisis de coyuntura ese toque de interés, ya que explicar estas “innovaciones” es considerado como la clave en todo buen análisis para un analista de coyuntura. Se podría decir que, este martes, hubo una doble ración de sorpresas.

Sorpresa en la tasa de inflación

Por un lado, el dato de inflación sorprendió a la baja. Se esperaba que la tasa interanual quedara por encima del 3%, aunque algo más cercana a este dato que al del pasado mes de junio. Sin embargo, se llegó al 2,8% gracias a los sectores de energía y alimentos.

Sorpresa en el PIB

Por otro lado, el PIB, que se esperaba que creciera en torno al 0,4-0,5%, sorprendió con un 0,8%, repitiendo el crecimiento del primer trimestre y llevando a revisar, una vez más, el crecimiento para todo 2024. Desgranar el cuadro macroeconómico del INE ofrece, para esta segunda sorpresa, la opción de comprenderla. Sin embargo, y al contrario de lo que muchos podrían considerar razonable, lo más conveniente no es analizar el crecimiento de cada agregado de la oferta o demanda, sino cuánto ha sido su aporte a ese 0,8% de crecimiento. Esta perspectiva ayuda a centrar mejor el análisis y encontrar a los verdaderos “culpables” de la sorpresa

Consumo de las familias

Antes de empezar, es importante explicar que la aportación al crecimiento del PIB viene determinada por el crecimiento de cada agregado (consumo, inversión o valor añadido de cada sector, entre otros) multiplicado por su peso en el momento inicial para el que se mide ese crecimiento, que sería el primer trimestre de este año. Si se suman todas las aportaciones, matemáticamente se obtiene ese 0,8 %, por lo que claramente es la mejor aproximación para identificar qué componente ha empujado o ha restado, y en cuánto, al PIB y a su tasa de crecimiento en cada periodo de tiempo. Empecemos con el consumo de las familias españolas. Según las cifras del INE, este mantuvo un comportamiento bastante moderado en el segundo trimestre, creciendo un 0,3% y aportando una escasa décima al PIB. Con este dato, podríamos pensar que la atonía del consumo se mantiene.

Consumo interior

Sin embargo, y esto es muy relevante, de todo el gasto de los hogares, es el interior, aquel gastado en territorio nacional, el que mostró una dinámica mucho más acelerada, con un crecimiento del 0,8%, aportando al PIB nada más y nada menos que 5 décimas. Este aumento se hizo sobre todo en bienes y servicios no duraderos, ya que el consumo de estos últimos cayó en el trimestre. Por lo tanto, cuando se habla del papel del consumo privado, es necesario tener en consideración de qué bienes se habla. La moderación va por sectores.

Otros indicadores de la demanda nacional

El resto de la demanda nacional mostró un comportamiento desigual. Así, el aumento del consumo de las instituciones privadas sin fines de lucro al servicio de los hogares (IPSFLH) es muy significativo, del 2,6% intertrimestral, recuperando de una vez todo lo perdido y más en los dos trimestres anteriores. Se habla de partidos políticos, fundaciones, sindicatos y hasta hermandades de penitencia. Sin embargo, la variación del gasto de estas instituciones no deja de ser anecdótica. La razón es que su escaso peso en la demanda, un 1,04 %, implica que su influencia en el crecimiento del PIB sea de sólo dos centésimas. Prácticamente nada.

Exportaciones

Un caso diferente es el de las exportaciones, que, dado su peso a inicios del segundo trimestre, un 38,7% del PIB, y su crecimiento, del 1,2%, aportó casi cinco décimas (0,46, para ser exactos). Dentro de estas, dada la heterogeneidad de dichas exportaciones, de los dos grandes grupos que la componen, bienes y servicios, es el primero el que toma mayor protagonismo, con una aportación de algo más de tres décimas. Los servicios aportan un 0,13%, siendo casi todo generado por el gasto turístico. Estos últimos datos son relevantes. Aunque una décima no es poco, hay que apuntar que, cuando se habla de exportaciones, son las de bienes y no servicios las que han apuntalado buena parte del crecimiento de este trimestre y son parte, junto con el consumo interior, de la sorpresa del dato. No parecen malas noticias.

Otros componentes de la demanda y la oferta

Finalmente, por el lado de la demanda, la inversión aporta bien poco, aunque en positivo, sumando apenas media décima, aunque de nuevo con heterogeneidad en sus componentes, destacando la construcción de viviendas, que aporta décima y media. Por estos datos, la inversión sigue siendo la gran asignatura pendiente.

Finalmente, las importaciones, que restan, permiten al PIB crecer media décima, particularmente explicado por la caída de la importación de servicios. Y no, por si alguien se lo preguntaba, el gasto público aporta igualmente muy poco en esta sorpresa, con unas escasísimas cinco centésimas.

Respecto a la oferta, los impulsos cuadran bastante con la demanda. El sector que más avanza es, con diferencia, el de comercio, transporte y hostelería, con aumentos del 2,8 % en un solo trimestre y una aportación de seis décimas, concordando bastante con la del consumo de los no residentes, es decir, el turismo, y de los residentes en bienes interiores. No existe un cuadre tan “perfecto” entre el comportamiento de las exportaciones de bienes, que recordemos es la rúbrica en el sector exterior que más aporta, y el sector que, por naturaleza, está más vinculado a ella: la industria. Aunque esta última crece de forma significativa (más de un 1% en la manufacturera), su aportación es pequeña dado su menor peso comparado con otros sectores. En total, algo más de una décima. Si se suma la caída de las existencias, otra décima, aún se queda muy lejos de las seis que aportaban las exportaciones de bienes. La posible explicación sería un aumento significativo de las re-exportaciones, partida que puede llegar a ser muy relevante en algunos sectores industriales como los de energía.

Otros sectores

El contraste lo ponen la agricultura, con una caída que apenas aporta, dado su escaso peso en el PIB, y la construcción, que aún titubea entre no crecer y hacerlo escasamente. No obstante, asociada a esta, y en el lado de los servicios, destaca por el mal comportamiento el sector de servicios inmobiliarios, cuya caída sí tiene un claro reflejo en la evolución del PIB, pero en el sentido contrario, aportando tres décimas en negativo.

Así pues, se tiene un trimestre más donde la realidad aventaja a la ficción de las previsiones. Esto es bueno. El trabajo, no obstante, es conocer las razones de esta sorpresa. En el caso del PIB, se observa que tanto el consumo interior como el turismo explicarían, junto con la buena dinámica de las exportaciones, buena parte de esta tasa no esperada. Sin embargo, otras partidas, como la inversión, siguen siendo bastante átonas.