Biden veta la compra de US Steel por Nippon Steel alegando razones de "seguridad nacional"
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha vetado la compra de la siderúrgica estadounidense US Steel por parte de la japonesa Nippon Steel, alegando razones de "seguridad nacional". La operación, valorada en 14.100 millones de dólares, había encontrado la resistencia de políticos y sindicatos desde el primer momento, a pesar de las promesas del grupo japonés de realizar inversiones multimillonarias.
El veto presidencial, largamente anticipado, llega a poco más de dos semanas de que Biden deje el cargo y podría enturbiar la relación entre Estados Unidos y Japón, uno de sus principales aliados en Asia.
"Es mi solemne responsabilidad como presidente garantizar que, ahora y en el futuro, Estados Unidos tenga una industria siderúrgica fuerte, de propiedad y gestión nacional, capaz de seguir impulsando nuestras fuentes nacionales de fortaleza en el país y en el extranjero; y es un cumplimiento de esa responsabilidad bloquear la propiedad extranjera de esta empresa estadounidense vital", ha dicho Biden en un comunicado.
US Steel es una empresa icónica fundada en 1901 que llegó a tener más de 300.000 empleados a mediados del siglo pasado, pero que hoy ronda los 20.000. Tiene su sede en Pittsburgh, la capital industrial de Pensilvania, un Estado muy importante políticamente.
La operación encontró pronto el rechazo no solo de Biden, sino también de los dos principales candidatos a las elecciones del pasado 5 de noviembre, la demócrata Kamala Harris y el presidente electo, Donald Trump, que trataban de cortejar a los votantes sindicalizados de dicho Estado.
La decisión llega después de que el Comité de Inversiones Extranjeras en Estados Unidos (CFIUS) examinara la operación. Dicho comité tenía potestad para aprobar, bloquear o modificar el acuerdo por motivos de seguridad nacional, o remitirlo al presidente para que decidiera, que es lo que finalmente ha hecho ante la falta de acuerdo en su seno.
En su evaluación final de la operación, el CFIUS advirtió de que, tras comprar US Steel, Nippon Steel podría reducir la producción nacional de acero, lo que plantearía "riesgos para la seguridad nacional de Estados Unidos".
Biden suscribe esa tesis: "Esta adquisición pondría a uno de los mayores productores de acero de Estados Unidos bajo control extranjero y crearía riesgos para nuestra seguridad nacional y nuestras cadenas de suministro críticas".
Nippon Steel había asumido compromisos para tratar de vencer las resistencias políticas y sindicales a la compra. La compañía aseguró que los gestores clave y la mayoría del consejo de administración serían estadounidenses en caso de que se cerrara la operación. El grupo japonés también garantizó el empleo y adquirió el compromiso de dar prioridad a la producción de US Steel para satisfacer la demanda del mercado siderúrgico estadounidense.
El veto por parte del presidente es una decisión extraordinaria en un país que se ha caracterizado por su apertura a la inversión extranjera, particularmente la procedente de países amigos y aliados, como es el caso de Japón. Supone un aviso acerca de la dificultad de sacar adelante operaciones en sectores estratégicos, sobre todo si afectan a Estados políticamente relevantes.
El Gobierno de Biden ha abrazado una política de nacionalismo económico que Trump promete acentuar con aranceles masivos.
Biden argumenta en su comunicado que, "durante demasiado tiempo, las empresas siderúrgicas estadounidenses se han enfrentado a prácticas comerciales desleales, ya que las empresas extranjeras han vendido acero a precios artificialmente bajos en los mercados mundiales, lo que ha provocado la pérdida de puestos de trabajo y el cierre de fábricas en Estados Unidos".
Nippon Steel anunció una oferta pública de adquisición (OPA) amistosa a un precio de 55 dólares por título, un 70% por encima de la cotización del jueves. Esa diferencia dejaba claro que el mercado no creía que la operación fuera a salir adelante.
Biden ya provocó un desplome de la cotización en marzo, cuando por primera vez expresó con claridad su rechazo a la compra por parte de Nippon Steel.
"US Steel seguirá siendo una orgullosa empresa estadounidense, de propiedad estadounidense y gestionada por trabajadores siderúrgicos sindicados estadounidenses, la mejor del mundo", dice ahora el presidente.
"Como he dicho muchas veces, la producción de acero ―y los trabajadores del acero― son la columna vertebral de nuestra nación. Una industria siderúrgica fuerte, de propiedad y gestión nacional, representa una prioridad esencial para la seguridad nacional y es fundamental para unas cadenas de suministro resistentes. Esto se debe a que el acero impulsa nuestro país: nuestras infraestructuras, nuestra industria automovilística y nuestra base industrial de defensa. Sin producción nacional de acero y trabajadores del acero nacionales, nuestra nación es menos fuerte y menos segura", añade.
La operación había sido aprobada por una mayoría abrumadora por los accionistas de US Steel.
El veto implica dejar a la compañía sin las inversiones que había prometido el comprador y sume en la incertidumbre el futuro de la empresa, que consideraba que era su mejor alternativa y ha intentado sin éxito que se aprobara el acuerdo.
Nippon Steel puede impugnar la decisión y ha anticipado que planea hacerlo, pero eso supondría entrar en una larga batalla legal de desenlace incierto.