Cementos Molins vuelve a Cataluña para cerrar heridas familiares

La cementera catalana ha decidido trasladar de nuevo su sede social a Sant Vicenç dels Horts para poner fin a un conflicto familiar que había llegado a los tribunales.

La compañía, fundada en 1928, es una máquina de hacer dinero: por cada euro que ingresa, 11 céntimos se transforman en beneficio neto. Sin embargo, este jugoso negocio no fue suficiente para evitar que el procés independentista catalán abriera una grieta familiar.

En octubre de 2017, en pleno apogeo del independentismo, Cementos Molins decidió trasladar su sede social a Madrid, en busca de un entorno de estabilidad que ya no ofrecía su tierra. Pero una parte de la familia no estuvo de acuerdo y llevó a los tribunales la decisión.

El juzgado dictaminó, en 2022, que el traslado se había hecho correctamente, pero la herida quedó ahí. Ahora, cuando el procés ya parece enterrado y en un entorno político más estable, la compañía ha devuelto su sede a Cataluña.

El objetivo de esta decisión, explican fuentes cercanas, no es otro que devolver la paz a la familia y, a cambio, la parte díscola desiste de seguir dando pelea en los tribunales.

La vuelta de Cementos Molins ha dado alas al optimismo. Se trata de la primera cotizada que devuelve su sede a Cataluña y es un ejemplo de empresa muy arraigada a la vida social, económica y cultural de la región.

El conflicto familiar

La rama Molins Amat, a la que pertenece el actual presidente, Joan Molins Amat, se partió en dos por el procés. Algunos de sus hermanos (Jordi, Xavier y Santiago) y sobrinos, que juntos representan solo un 17% del capital, se enfrentaron al traslado de la sede.

El enfrentamiento fue duro y llegó a afectar personalmente. Aunque el tribunal respaldó la decisión del Consejo, la herida siguió abierta, además de por el recurso que interpuso la parte díscola.

La decisión de volver lo desactiva y devuelve la paz a la familia a las puertas de la Navidad. Y, según las mismas fuentes, solo ha podido darse en el nuevo contexto político.

La vuelta a Cataluña

La vuelta de Cementos Molins a Cataluña ha sido recibida con optimismo. Se trata de un brote de esperanza para el empresariado catalán, que todavía no se ha recuperado de la salida de cientos de empresas durante el procés.

La compañía ha explicado que la decisión de volver se ha tomado con unanimidad y que el objetivo es devolver la paz a la familia. Además, la vuelta a Cataluña se ha visto favorecida por el nuevo contexto político, en el que el Gobierno de Salvador Illa aleja las tensiones políticas.

La vuelta de Cementos Molins es un símbolo de la recuperación del empresariado catalán y de la vuelta a la normalidad en Cataluña.