China lanza un paquete de deuda de 1,3 billones de euros para rescatar a los gobiernos locales y estimular su economía

Ante la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y el mundo en el umbral de una nueva era de incertidumbre, China apuesta por un programa de hasta 10 billones de yuanes (casi 1,3 billones de euros) para canjear la deuda oculta de los gobiernos locales.

Un problema sistémico

Esta medida, aprobada por el comité permanente de la Asamblea Nacional Popular (ANP) reunido esta semana, se enmarca en el inmenso problema de la deuda opaca acumulada por las entidades locales durante años, lo que se ha convertido en un riesgo sistémico para la segunda economía del planeta.

Con estas nuevas medidas, China incrementa el techo de deuda de los gobiernos locales hasta los 35,52 billones de yuanes (unos 4,5 billones de euros), lo que les permitirá emitir seis billones de yuanes (unos 776.000 millones de euros) en bonos especiales adicionales durante tres años para canjear deuda oculta.

Aliviar las arcas locales

Los gobiernos locales podrán utilizar además otros cuatro billones de yuanes (unos 517.000 millones de euros) en emisiones ya aprobadas para financiar los canjes de deuda, explicó el ministro de Finanzas chino, Lan Fo’an.

Gran parte de esta deuda, que no figura en los balances, está vinculada a los vehículos de financiación de los gobiernos locales, sociedades de inversión estatales creadas por las administraciones locales que han desempeñado un papel clave en el crecimiento económico, pero que han acumulado deudas en el proceso.

China estima el tamaño de estos pasivos ocultos de los gobiernos locales en 14,3 billones de yuanes (unos 1,85 billones de euros) y el objetivo del programa aprobado es reducirlo hasta los 2,3 billones de yuanes (cerca de 300.000 millones de euros).

Retos para la economía china

El programa recién aprobado, cuya magnitud se acerca al PIB de España (1,5 billones en 2023), envía una señal al mercado de que China sigue sacando herramientas para relanzar su economía, que se ve lastrada por el frenazo del sector inmobiliario, un consumo aletargado y una confianza que no remonta.

Al reto de la economía interna se le suma ahora la imprevisible marejada trumpiana. El próximo presidente estadounidense ha prometido cerrar Estados Unidos a las exportaciones chinas, con aranceles del 60% a los productos de este país.

Algunos analistas aseguran que China esperará a ver qué pasos da Trump antes de anunciar nuevas medidas económicas.