El papel de la cultura en el desarrollo sostenible

La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de la cultura como pilar fundamental de nuestro bienestar. Encerrados en nuestros hogares, recurrimos a los libros, el cine y la música para encontrar consuelo, inspiración y un sentido de comunidad. Este despertar cultural ha llevado a un creciente reconocimiento del papel esencial que desempeña la cultura en nuestras vidas.

En el ámbito internacional, organizaciones como la UNESCO y la Unión Europea han adoptado declaraciones que afirman la cultura como un bien público mundial. En España, la Constitución reconoce la cultura como un valor básico del Estado y establece el derecho de acceso a la cultura. Este reconocimiento legal refleja la comprensión de que la cultura es tan esencial como la salud o el medio ambiente para una vida digna.

Sin embargo, a pesar de este reconocimiento, la inversión de impacto en cultura sigue siendo relativamente escasa en España en comparación con otros sectores. El reciente informe "Hacia la creación de un Fondo de Impacto en Cultura", elaborado por La Cultivada, muestra que existen más de 35 fondos de inversión de impacto en todo el mundo centrados en las industrias culturales y creativas. Estos fondos invierten en una amplia gama de proyectos, desde la producción cinematográfica hasta la conservación del patrimonio.

El informe también destaca la diversidad de estructuras de inversión y modelos de impacto entre estos fondos. Algunos están compuestos totalmente por inversión privada, mientras que otros combinan inversión pública y privada. La mayoría canaliza su inversión a través de préstamos, pero la asistencia técnica también se considera importante para medir eficazmente el impacto.

La falta de inversión de impacto en cultura en España es una oportunidad perdida para aprovechar el potencial de este sector como motor de desarrollo sostenible. Los inversores de impacto pueden desempeñar un papel crucial en el apoyo a proyectos culturales que promuevan la inclusión social, preserven el patrimonio cultural y fomenten la innovación creativa.

Siguiendo el ejemplo de otros países, es esencial que España desarrolle sus propios modelos de inversión de impacto en cultura adaptados a las necesidades específicas del sector. Esto requerirá la colaboración entre los sectores público y privado, así como la participación de organizaciones culturales y expertos en inversión de impacto.

Al unir las finanzas y la cultura, podemos crear un círculo virtuoso que genere valor para los inversores, la cultura y la sociedad en su conjunto. La inversión de impacto en cultura puede catalizar el desarrollo de un sector cultural vibrante e inclusivo, que enriquezca nuestras vidas y contribuya a un futuro más sostenible.