El BCE recorta los tipos de interés por cuarta vez consecutiva

El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves una nueva rebaja de tipos, el cuarto recorte desde el giro que emprendió en el mes de junio y el tercero consecutivo. El mercado había descontado el movimiento, pero aunque la presidenta de la institución, Christine Lagarde, mantiene el enfoque reunión a reunión y basadas en los datos que vayan apareciendo, la reunión ha dejado nuevas pistas sobre qué piensa el banco sobre la evolución de la economía, las crisis en Francia y Alemania, la irrupción de Donald Trump o los riesgos a los que se enfrenta el BCE en su desescalada. También ha traído un cambio de lenguaje en el comunicado, e información sobre cómo fue el debate entre los gobernadores.

Menos crecimiento, pero también menos inflación

Una vez por trimestre, el Banco Central Europeo acompaña su decisión sobre los tipos de interés de proyecciones económicas. Algunos analistas habían advertido de que era probable que recogieran una revisión a la baja del crecimiento europeo. Y así ha sido: en 2024 se pierde una décima, dos el que viene, y una el siguiente. El PIB de la zona euro solo creció tres décimas en el primer trimestre y dos en el segundo, pero mejoró a cuatro en el tercero. Para el cuarto trimestre, el BCE cree que volverá a recular a solo dos décimas.

El peor comportamiento de las exportaciones está detrás del retroceso previsto para 2025, y eso sin recoger aún ningún efecto negativo de los potenciales aranceles que Trump ha prometido implantar. El Eurobanco no tiene mandato sobre el crecimiento, pero sus medidas lo impactan con fuerza. “Cada cual debe hacer su trabajo”, dijo Lagarde en referencia a que es tarea de los Gobiernos. En la inflación, el mensaje es el opuesto, las predicciones mejoran, y aumenta la confianza en estabilizarla en torno al deseado 2% en 2025. Sin cantar victoria todavía. “No hemos vencido a la inflación”, asegura Lagarde.

Cambio de lenguaje

Los comunicados del BCE son escrutados hasta el cansancio por inversores, analistas y medios de comunicación. Fráncfort lo sabe, por lo que la eliminación del compromiso de que se mantendrán los tipos de interés en zona restrictiva “el tiempo que sea necesario” no es una cuestión menor. Supone un cambio retórico de calado, que ha empujado al mercado de futuros a pensar que a corto plazo el banco puede optar por recortes de tipos de 50 puntos básicos, aunque a costa de adelantar a abril el final de las bajadas. También han efectuado otros retoques, como retirar la mención a que la inflación subirá en los próximos meses antes de bajar durante 2025, dado que se refería sobre todo al cuarto trimestre, el actual. La predicción se está cumpliendo: la inflación pasó del 1,7% en septiembre al 2% en octubre, y volvió a elevarse al 2,3% en noviembre, aunque aún se mueve en cifras asumibles.

Decisión unánime, pero debatida

Lagarde reveló que todos los miembros del Consejo de Gobierno del BCE votaron a favor de la rebaja de tipos de 25 puntos básicos, pero eso no significa que la reunión fuera un trámite. La presidenta del BCE explicó que se debatió un recorte mayor, de 50 puntos básicos. El mercado otorgaba escasas posibilidades a ese incremento, pero durante algunos días de octubre los inversores llegaron a concederle amplias opciones. ¿Hasta dónde bajarán los tipos? Lagarde mencionó que aún es pronto para ese debate, pero dejó caer que el tipo neutral puede ser más alto que en el pasado, y situarse entre el 1,75% y el 2,5%.

Crisis en Francia y Alemania

Lagarde se cuida muy mucho de lo que dice en rueda de prensa. No dijo el nombre de Donald Trump, ni se refirió directamente a las crisis en Alemania o Francia, pero entre líneas dejó varios mensajes. Señaló que el retraso de varios Estados miembros en contar con unos presupuestos (caso de Francia) complica las proyecciones fiscales, y supone una suerte de “incertidumbre autoinfligida”. Preguntada por las elecciones alemanas de febrero y su opinión ante un buen resultado de la ultraderecha, Lagarde recordó que Alemania fue uno de los estados fundadores de la UE, y que la creación del proyecto comunitario estuvo precedida de la muerte de muchos europeos en la Segunda Guerra Mundial. Lanzó, además, un mensaje de confianza en que todo mejorará en el primer trimestre, una vez pasen las elecciones, y Francia (sobre el papel) estabilice su situación, aunque, de nuevo, evitó pronunciar el nombre de los dos mayores miembros de la unión monetaria.

Riesgos múltiples

El número de amenazas que podrían alterar los escenarios planteados por Lagarde y su equipo es amplio. “El riesgo de aumento de las fricciones en el comercio mundial podría lastrar el crecimiento de la zona del euro, frenando las exportaciones y debilitando la economía mundial”, dice el primero de ellos, sobre el que planean los aranceles de Trump, cuyos efectos sobre la inflación Lagarde calificó de “inciertos”. Hay varios más. Un descenso de la confianza que impida que el consumo y la inversión se recuperen con la rapidez esperada, que podría verse amplificado por riesgos geopolíticos; un menor crecimiento si los efectos retardados del endurecimiento de la política monetaria se prolongan más de lo esperado; las disrupciones en el suministro de energía y el comercio mundial por las guerras en Ucrania y Oriente Medio; posibles aumentos de la inflación si los salarios o los beneficios experimentan crecimientos inesperados, así como crisis climáticas que encarezcan los alimentos, son algunos de los riesgos a los que el BCE presta atención.