El fin del ciclo inflacionario, una nueva etapa
Los datos de inflación de agosto en España y la zona euro son una sorpresa positiva, ya que han descendido hasta el 2,2%. Esto indica que el episodio inflacionario iniciado a finales de 2021, tras la crisis entre Ucrania y Rusia, ha llegado a su fin.
Síntomas de recuperación
La tasa de inflación del 2,2% para el IPC general en España es el segundo mejor dato desde abril de 2021, mientras que en la zona euro se ha situado en el 2,2%, una cifra que no se veía desde principios de 2023. Esto demuestra que la inflación está volviendo a niveles normales.
Dentro de la zona euro, la inflación se sitúa cerca del objetivo del BCE (2%) o por debajo, con excepción de Bélgica y Holanda. Seguramente, el BCE tendrá en cuenta este hecho en su reunión del 12 de septiembre.
La clave del comportamiento salarial
Una de las claves para entender por qué la inflación no ha entrado en una espiral inflacionista que afecte a los servicios es el comportamiento de los salarios. Los trabajadores han asumido una pérdida de poder adquisitivo al principio de la crisis, pero a partir de finales de 2022 la inflación de consumo ha caído y los salarios han seguido subiendo, recuperando esa pérdida inicial.
Pactos de rentas, de facto
Este comportamiento salarial es típico de un esquema de pacto de rentas, en el que los salarios no suben en función de la inflación pasada, sino de la inflación esperada. Esto impide las espirales inflacionistas en las que todos salen perdiendo.
El papel del diálogo social
El diálogo social ha sido fundamental para alcanzar este pacto de rentas de facto en España. Gracias a él, se ha podido evitar una subida desorbitada de los salarios que hubiera llevado a una espiral inflacionista.
Desafíos económicos pendientes
Aunque el fin del ciclo inflacionario es una buena noticia, todavía quedan retos económicos por resolver. La decepcionante evolución de la productividad y las desigualdades sociales son algunos de ellos.
A pesar de estos desafíos, el fin del ciclo inflacionario es una señal positiva para la economía española y europea. Se abre una nueva etapa en la que se podrá centrar en resolver otros problemas estructurales.