El dólar está a punto de superar al euro a pocos días de la toma de posesión de Trump
El contexto
La victoria electoral de Donald Trump está impulsando al dólar frente al euro, tal como sucedió en su anterior triunfo de 2016. La moneda única ronda mínimos de dos años respecto al billete verde, con el que ha perdido más de un 6% desde las urnas en Estados Unidos. Antes de las elecciones, un euro se cambiaba por 1,093 dólares, mientras que a solo unos días de la toma de posesión de Trump el próximo 20 de enero, lo hace por 1,03.
Las razones del cambio de tendencia
Los argumentos del mercado para cambiar de tendencia son variados. El mercado laboral sigue mostrando su fortaleza en EE. UU. y se espera que la economía crezca por encima del 2% este año. Además, la llegada al poder de Trump probablemente traerá más inflación debido a nuevos aranceles, recortes de impuestos que impulsarán el gasto y el PIB, y restricciones a la inmigración que provocarán escasez de mano de obra y, por tanto, más competencia salarial entre las empresas para contratar.
En Europa, por el contrario, se espera menos crecimiento ante el riesgo de guerra comercial, persiste la incertidumbre sobre la capacidad de Francia para efectuar ajustes presupuestarios y Alemania, tras dos años consecutivos de retroceso económico, vive un momento de parálisis y expectación ante los inminentes comicios del 23 de febrero.
Este rumbo dispar de los dos bloques alienta a que la Reserva Federal vaya con mucha más cautela que el Banco Central Europeo en los recortes de tipos. Se espera que los baje en 0,5 puntos en todo 2025, mientras que el mercado espera que el BCE los recorte un punto solo en el primer semestre del año. Esto tiende a fortalecer el dólar y devaluar el euro.
La posibilidad de la paridad
Si se consuma el regreso a la paridad, la divisa de los Veinte habría tardado apenas dos años y medio en regresar a un escenario que llevaba sin darse 20 años, desde los inicios del euro, cuando se produjo en julio de 2022. Entonces, los tambores de recesión en Europa por la recién comenzada guerra en Ucrania y su correspondiente incremento del precio de la energía, fueron un factor decisivo.
Las opiniones de los analistas
El consenso sobre lo que ocurrirá, sin embargo, no es total. Los analistas de Bank of America, por ejemplo, creen que el mercado puede pasarse de frenada en su castigo al euro y que ya descuenta casi todas las malas noticias. "El consenso nos parece demasiado negativo sobre las perspectivas para la economía europea y la falta de voluntad para las reformas. Sostenemos que, aunque las cosas aún pueden empeorar, los riesgos del mercado son asimétricos y el listón está bajo para las sorpresas positivas".
Bank of America ve factibles dos grandes sorpresas que podrían animar al euro. La primera, que Europa lograra evitar los aranceles de Trump a sus productos —de entre el 10% y el 20%— al acordar a cambio la compra de más petróleo y gas procedente de Estados Unidos, un movimiento que ya reclamó a finales de noviembre la presidenta del BCE, Christine Lagarde.
En segundo lugar, ve posible una flexibilización de la política fiscal en Alemania después de las elecciones. "La Unión Demócrata Cristiana (CDU) está prometiendo recortes de impuestos y más gasto en Defensa. Reformar el límite constitucional del déficit sería ideal, pero esto depende de la aritmética parlamentaria posterior a las elecciones, ya que necesitaría una mayoría de dos tercios. Sin embargo, hay formas en que Alemania puede gastar más bajo ciertas condiciones, que el nuevo gobierno puede tratar de utilizar.
Las previsiones a corto y medio plazo
Mientras que los expertos no ven descabellado llegar a la paridad en los próximos días o semanas (la divisa está a un paso), son más escépticos sobre la continuidad del rally del dólar en el tiempo. Leopoldo Torralba, economista de Arcano, está entre los que atisban esa posibilidad. "La fortaleza del dólar puede mantenerse unos meses, pero conforme la economía de EE. UU. se vaya ralentizando y la europea pueda sorprender algo al alza, de cara a la segunda parte de 2025 el euro podría hacerlo mejor. Además, la imprevisibilidad de Trump y sus mayores déficits fiscales, también irán perjudicando al dólar".
Claudio Wewel, estratega de divisas en J. Safra Sarasin Sustainable AM, también cree que el dólar se irá desinflando a lo largo del año. "Los vientos en contra del dólar aumentarán en el segundo semestre de 2025. Por el contrario, el apoyo al euro mejorará a medida que el tipo de interés oficial se reduzca hasta territorio expansivo, lo que debería permitir una recuperación moderada del crecimiento en la zona euro y reactivar la actividad manufacturera.
Coinciden con esa previsión los analistas de UBS. "En el muy corto plazo, no se puede descartar un movimiento por debajo de la paridad: los atractivos de refugio seguro del dólar en un mundo de alta incertidumbre política son claros. Sin embargo, en el medio plazo, consideramos que es insostenible". Como argumento principal esgrimen que un dólar fuerte perjudicaría la política de Estados Unidos Primero de la que Trump ha hecho bandera, que tiene como uno de sus grandes objetivos reducir el enorme déficit comercial.
La imprevisibilidad de Trump
La personalidad imprevisible de Trump complica las previsiones. Durante la campaña electoral se quejó de que la excesiva fortaleza del dólar restaba competitividad a las exportaciones estadounidenses, inflando el déficit comercial y perjudicando al sector manufacturero. Pero en su batería de promesas ninguna medida parece acompañar a sus palabras, y se centran más en el choque comercial, lo que ha provocado la revalorización del dólar incluso cuando la Reserva Federal ha bajado los tipos de interés un punto porcentual, exactamente lo mismo que el BCE.
El futuro del dólar a largo plazo
George Brown y David Rees, economistas sénior de EE. UU. y mercados emergentes de Schroders, respectivamente, abren el foco incluso más allá de 2025. Y lo hacen bajo una premisa que muchos otros analistas ven improbable: la de que Trump no vaya de farol y realmente aplique la política comercial agresiva que ha dicho que pondrá en marcha. Para ese caso, apuntan a que la restricción de la oferta dañaría al crecimiento y elevaría la inflación, poniendo a la Fed en un aprieto: mientras otros bancos centrales recortan sus tipos, la Reserva Federal lidiaría con la estanflación, lo cual fortalecería aún más al dólar, al no atreverse a relajar la política monetaria para no alimentar los precios.
Conclusión
Las hipótesis no faltan. Hasta ahora, el dólar ha seguido una evolución similar a la registrada con Trump 1.0 pero, si bien esa valoración se sustenta en buena medida en datos económicos objetivos, como el gran momento del mercado laboral, que cerró el año creando 256.000 empleos, y con una tasa de paro del 4,1%, una décima inferior, así como por la fortaleza del crecimiento —el PIB mejoró a una tasa anualizada del 2,8% durante el tercer trimestre—, el cambio en el Despacho Oval amenaza con generar perturbaciones. "Los mercados han ignorado en gran medida los riesgos para el crecimiento vinculados a la combinación de políticas prevista por Trump. Una vez en el punto de mira, es probable que generen vientos en contra adicionales para el dólar".