El Ingreso Mínimo Vital: Una historia de superación y transformación

La pandemia de la COVID-19 dejó a Manuel sin salud, sin empleo y sin hogar. Pero gracias al Ingreso Mínimo Vital (IMV) y al acompañamiento social, logró reconstruir su vida y hoy dirige una pequeña empresa.

El impacto transformador de las políticas públicas

El IMV es una prestación económica que se complementa con estrategias de inclusión e inserción laboral. En el caso del IMV, se realizó una primera fase basada en la experimentación para evaluar diferentes enfoques.

Así nació el Laboratorio de Políticas de Inclusión, que durante tres años ha llevado a cabo 32 proyectos piloto con 90.000 participantes. Los proyectos han sido evaluados mediante ensayos aleatorizados, un método científico similar a los ensayos clínicos en medicina.

Estrategias de inclusión: Una pieza clave

Los resultados del Laboratorio apuntan a que las estrategias de inclusión, cuando están bien diseñadas y son efectivas, son esenciales para la inserción sociolaboral de los colectivos en exclusión social.

Además de ser una cuestión de justicia social, es altamente rentable: las medidas de acompañamiento compensan su coste con la reducción de la dependencia de las prestaciones y la mejora de la inserción laboral.

El acompañamiento social: Una mano tendida

Para Manuel, el acompañamiento social de la entidad Hogar Sí fue fundamental. Le proporcionaron servicios y ayudas adicionales, pero sobre todo le ofrecieron una mano tendida y alguien que confió en él.

Trabajadoras y trabajadores sociales, educadores y psicólogos son fundamentales para catalizar los procesos de progreso y superar las situaciones de exclusión social.

Un caso de éxito reconocido internacionalmente

El Laboratorio de Políticas de Inclusión es una experiencia pionera en el mundo por el elevado número de evaluaciones experimentales impulsadas desde una administración pública.

La iniciativa ha despertado interés en organismos internacionales y en la Comisión Europea, donde se valora como un caso de éxito y un modelo para el uso de fondos europeos.

El IMV y las estrategias de inclusión asociadas son una prueba del poder transformador de las políticas públicas. Cuando se diseñan y ejecutan de manera efectiva, pueden mejorar significativamente la vida de las personas y contribuir a una sociedad más justa y equitativa.