El litio, un mineral que ha ganado notoriedad recientemente por su papel crucial en la fabricación de vehículos eléctricos, se ha convertido en un recurso de creciente importancia debido a su uso en diversos sectores. En la actualidad, su relevancia se centra principalmente en la producción de baterías para vehículos eléctricos y el almacenamiento de energías renovables. Comprender sus características y propiedades es esencial para valorar su impacto en el futuro energético.
El litio, un tesoro natural
También conocido como "oro blanco" o "tesoro de la Puna", el litio despierta interés en las principales potencias mundiales y en empresarios multimillonarios dedicados a la energía renovable y las baterías eléctricas, como Elon Musk para sus autos Tesla. Este mineral se encuentra en diversos lugares del mundo, principalmente en salmueras y rocas de minerales, lo que sitúa a países como Argentina, Chile, Bolivia y Australia como los principales productores.
La extracción del litio presenta desafíos únicos. Quienes lo obtienen del agua de mar enfrentan mayores dificultades debido a que se deposita en los fondos marinos. En contraste, en las rocas minerales se extrae utilizando tecnologías similares a las de la minería tradicional.
La alta demanda de litio, sumada a la limitada oferta incluso en los países más ricos en su producción, lo ha convertido en un recurso altamente preciado y estratégico para el mundo. Su valor económico se disparó en 2022, pero experimentó una corrección en 2023, situándose actualmente en 40.212 dólares por tonelada.
El litio, un elemento indispensable
Este mineral es un elemento químico del grupo de los metales alcalinos, con el símbolo Li y el número atómico 3. En su forma pura, es un metal blando y plateado que es altamente reactivo y corrosivo en presencia de humedad o aire.
Sin embargo, la capacidad del litio para almacenar energía eléctrica lo ha convertido en un componente esencial de las baterías recargables de iones de litio utilizadas en la mayoría de los dispositivos electrónicos. Estas baterías ofrecen una alta densidad de energía, lo que les permite almacenar una gran cantidad de energía en relación con su peso y tamaño.
Además de su uso en baterías eléctricas, el litio también se emplea en la fabricación de vidrios y cerámicas, lubricantes, aleaciones metálicas y en la industria farmacéutica. También se ha utilizado como estabilizador en trastornos psiquiátricos como el trastorno bipolar.
El futuro del litio
El litio desempeñará un papel fundamental en la transición hacia un futuro energético sostenible. Su demanda seguirá aumentando a medida que se acelere la adopción de vehículos eléctricos y el almacenamiento de energías renovables. Se están explorando nuevas tecnologías para mejorar la extracción y el procesamiento del litio, lo que podría aumentar aún más su disponibilidad y reducir su impacto ambiental.