El miedo 'cambia de bando': el Sindicato de Inquilinas desafía a los caseros en Madrid

El Sindicato de Inquilinas e Inquilinos, un colectivo que lucha por los derechos de quienes alquilan en Madrid, celebra su primera asamblea tras la multitudinaria manifestación por el derecho a la vivienda del pasado domingo. En la reunión, que se quedó pequeña ante la gran afluencia de asistentes, se debatió la posibilidad de convocar una huelga de alquileres para presionar a los propietarios y bajar los precios.

Un movimiento en auge

El Sindicato de Inquilinas, que nació en 2017, ha visto multiplicado su apoyo ciudadano en los últimos tiempos. En las semanas previas a la manifestación del domingo, sumaron más de 10.000 seguidores en Twitter y unos 12.000 en Instagram. Tras la protesta, el interés se ha disparado aún más: solo el día después de la manifestación, más de 300 personas se inscribieron en su formulario online para unirse a la huelga de alquileres.

El éxito de la manifestación, a la que asistieron 22.000 personas según la delegación del Gobierno y 100.000 según el Sindicato, ha reforzado la moral de los inquilinos, que ven que tienen el poder para cambiar las cosas.

La huelga de alquileres, un arma de doble filo

La huelga de alquileres es una medida de presión que consiste en que los inquilinos se nieguen a pagar parte o la totalidad de la renta de sus viviendas. El Sindicato de Inquilinas lleva tiempo dándole vueltas a esta idea, pero es consciente de que es una medida de alto riesgo.

Para que la huelga tenga éxito, es necesario que participen un gran número de inquilinos. El Sindicato habla de 20.000 como mínimo. Además, existe el riesgo de que los propietarios tomen represalias contra los inquilinos que dejen de pagar, como echarlos de sus viviendas.

A pesar de los riesgos, el Sindicato de Inquilinas está decidido a seguir adelante con la idea de la huelga. Confían en que, si consiguen movilizar a suficientes personas, podrán tumbar los precios de los alquileres en Madrid.

El miedo cambia de bando

El aumento del apoyo al Sindicato de Inquilinas es una señal de que el miedo está cambiando de bando. Los inquilinos, que durante mucho tiempo han estado a merced de los propietarios, están empezando a darse cuenta de que tienen poder. La manifestación del domingo fue un punto de inflexión, y el Sindicato de Inquilinas está dispuesto a aprovechar este impulso para conseguir cambios reales en el mercado del alquiler en Madrid.

El Sindicato de Inquilinas no tiene nuevas manifestaciones previstas en Madrid a corto plazo, pero seguirán apoyando las protestas que se celebren en otras ciudades. El próximo sábado hay una manifestación en Valencia, el 9 de noviembre en Málaga y el 23 de noviembre en Barcelona.

Mientras tanto, el Sindicato de Inquilinas seguirá trabajando para fortalecerse y preparar el terreno para una posible huelga de alquileres. Saben que es un camino difícil, pero confían en que, con el apoyo de los inquilinos, pueden lograr cambios reales.

Fuentes consultadas