Preocupación por el inexplicablemente bajo PIB español, a pesar del crecimiento del empleo

El indicador adelantado del PIB del primer trimestre marcará la previsión de crecimiento para todo el año

El próximo martes, 30 de abril, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicará el indicador adelantado ("flash") del PIB del primer trimestre de 2024. El dato se espera con gran expectación, ya que marcará la previsión de crecimiento para el conjunto del año, que ya se ha ido revisando al alza por la mayoría de los analistas y las instituciones hasta el 1,9% (estaba en 1,5% hace unos pocos meses).

Datos sorprendentes del empleo y las exportaciones

A esta revisión contribuyó el sorprendente dato del 4º trimestre del 2023: +0,6% trimestral, el doble de lo esperado por la mayoría de los expertos, y que situó la tasa interanual en un 2%. Para este martes, el consenso de analistas se sitúa en el +0,4% trimestral, que supondría un ritmo anual del 1,9%. La publicación de la EPA del primer trimestre el pasado 26 de abril ha vuelto a sorprender al alza, con un crecimiento trimestral del empleo de +0,54%, ajustado de estacionalidad, y de casi un 3% en tasa anual.

¿Por qué el PIB no crece como el empleo?

Aunque el empleo EPA no es exactamente el mismo que el de la Contabilidad Nacional, lo normal sería anticipar un crecimiento de la ocupación en torno al +0,5%. Si suponemos que el PIB debe crecer al menos como el empleo (es decir, que no caiga la productividad), deberíamos esperar un crecimiento del PIB real de +0,5%, una décima más de la que espera el consenso de analistas, y una tasa anual del 2%, la misma que el dato anterior.

Pero es mucho suponer que el PIB vaya a crecer lo mismo o más que el empleo, que es lo normal, porque esto no es lo que está ocurriendo en los últimos tiempos. Y seguramente la prensa valorará muy positivamente el dato y el Gobierno sacará pecho del crecimiento del PIB español, por seguir siendo el más alto entre los mayores países de la eurozona. Pero para muchos macroeconomistas, entre los que me encuentro, el dato del PIB nos seguirá preocupando por ser inexplicablemente bajo, dado el crecimiento del empleo.

El problema de la productividad

Probablemente vuelva a registrarse una caída de la productividad aparente (PIB dividido por empleo) que no se corresponde ni con el momento cíclico de la economía (crecimiento del consumo, de los beneficios empresariales, recaudación de impuestos, etc.) ni con el relativo buen momento de nuestras exportaciones, tanto de bienes como de servicios, pese a un contexto internacional bastante desfavorable.

Consecuencias de un PIB infravalorado

El tema no es baladí. Un PIB infravalorado perjudica las ratios de déficit público y deuda pública, a las que prestan tanta atención los mercados financieros y las instituciones internacionales (el BCE, la Comisión Europea, el FMI, entre otras).

También perjudica la renta per cápita de la economía española, y las comparaciones internaciones. Por ejemplo, en los últimos años se ha detectado una caída de la renta per cápita relativa de España con respecto a la media europea. Y muchos países del Este europeo, que reportan crecimientos del PIB más elevados que el nuestro, nos han adelantado en renta per cápita. Finalmente, un PIB infraestimado hace perder peso relativo a la economía española sobre el total, y puede poner en cuestión nuestra relevancia económica internacional.

Lo curioso es que esto no está ocurriendo con los datos de empleo, que superan en muchos casos el del resto de los países europeos. Algunos economistas han insistido desde hace décadas en el problema de la productividad de la economía española, el llamado "modelo productivo", muy sesgado hacia la construcción inmobiliaria y los servicios con bajo valor añadido.

Pero los datos recientes han desbordado el problema, pese a los esfuerzos que se han hecho en inversión en I+D, en energías renovables, en digitalización, en infraestructuras relacionadas con el comercio, en internacionalización y en algunas reformas estructurales. Una cosa es que la productividad crezca poco, como viene ocurriendo desde que estamos en el euro (véase, por ejemplo, el libro "La Falsa Bonanza", ediciones Península 2015). Y otra, que caiga. Eso es más difícil de tragar.

Comparación internacional

España ha tenido un problema crónico de productividad. Apenas un crecimiento acumulado de un 13% en casi 30 años. Sólo nos superan Grecia, 9% e Italia, un 0%, es decir, una productividad estancada desde 1995. Hasta ahí nada novedoso. Lo llamativo es lo que ocurre a partir de 2018.

España es uno de los pocos países en los que cae la productividad en 2019. Ya tiene mérito que lo hagamos peor que Italia (que no cae en ese año) y que Grecia, que sólo baja un 0,3%. Nosotros bajamos más del doble, un 0,7%. Por si fuera poco, en el año del confinamiento, 2020, nuestra productividad cae un 7,3%, frente al 4,7% de la eurozona. Sumando los dos años, una caída acumulada del 8%, inédita en Europa. Y tanto el promedio de la UE como el de la eurozona ya habían recuperado en 2023 la productividad de 2018. España sigue por debajo.

Petición al INE

La única explicación a este "misterio" es que nuestro PIB está infravalorado. Me he tirado toda la pandemia piropeando al INE y pidiendo que se hiciera cargo del desastre de los datos, como hicieron en otros países. Por tanto, no soy sospechoso de animadversión ni de ser poco respetuoso con una institución que desde hace muchos años me merece todo el respeto y admiración. Por eso, me siento autorizado a pedirles, humildemente, que revisen las cifras de PIB desde 2019, inclusive, para hacerlas coherentes con nuestra propia historia y con el resto de los países europeos.