El riesgo sobre la sostenibilidad de las pensiones se reduce pero se mantiene como la mayor preocupación del sistema

La sostenibilidad del sistema de pensiones es una preocupación compartida por administraciones y beneficiarios. Visualizar el retiro laboral con la perspectiva de recibir una prestación suficiente para vivir con dignidad inquieta a los futuros pensionistas, y presiona a los Gobiernos de todo el mundo, que tratan de adecuar sus sistemas de acuerdo al comportamiento de variables en permanente evolución como la demografía o el aumento de la esperanza de vida.

Un sistema con luces y sombras

De acuerdo con el último informe del Global Pension Index elaborado por Mercer y el CFA Institute, el sistema de pensiones español se sitúa en el puesto 26 de 48 países analizados. Esta posición intermedia refleja una puntuación total de 63,3 sobre 100, superior a la obtenida el año anterior. El estudio destaca la buena regulación de las pensiones en España, pero advierte del riesgo que supone para su estabilidad en el futuro el progresivo envejecimiento de la población y la baja presencia de planes privados y ocupacionales.

El informe evalúa por separado los resultados de cada país en tres conceptos: suficiencia, sostenibilidad e integridad. En suficiencia, entendida como el nivel de base de los ingresos proporcionados por cada sistema, España obtiene una puntuación de 82,9 puntos. El estudio sugiere que podría mejorarse aumentando el nivel mínimo de apoyo a las personas mayores con menos recursos y ampliando la cobertura de los planes de pensiones ocupacionales mediante afiliación automática.

La integridad, definida como la capacidad de los proveedores de pensiones del sector privado para ofrecer prestaciones de jubilación a largo plazo, ha descendido ligeramente en España, de 79,2 a 77,6 puntos. Sin embargo, el informe reconoce la transparencia y la buena gobernanza del sistema español en comparación con otros países.

La sostenibilidad, el gran reto

El apartado que más preocupa es el de sostenibilidad, donde España ha pasado de 28,5 a 30,7 puntos. Para corregir esta baja calificación, el informe sugiere aumentar la tasa de participación de trabajadores de más edad y adaptar la edad legal de jubilación a la creciente esperanza de vida.

El informe también hace hincapié en la necesidad de aumentar el peso y la expansión de los planes de pensiones privados, públicos y ocupacionales. En 2022, se introdujo un cambio legislativo para fomentar estas herramientas, pero su despliegue todavía no ha sido suficiente para considerarlas un pilar de apoyo a los futuros pensionistas.

Los fondos de pensiones se introdujeron en España en 1984, pero no han despegado en los primeros años. El volumen de activos, en términos de PIB, ha sido uno de los que menos ha avanzado desde entonces. El estudio reconoce el buen propósito de la reforma, pero señala que su impacto a largo plazo aún está por determinarse y que será fundamental evaluar su efectividad y ajustarla según sea necesario.

En definitiva, el sistema de pensiones español presenta aspectos positivos, como su buena regulación y el nivel de prestaciones, pero también importantes retos, como el envejecimiento de la población y la necesidad de fortalecer los planes de pensiones privados y ocupacionales. Garantizar la sostenibilidad del sistema es esencial para proporcionar una jubilación digna a las generaciones futuras.