Los precios de la electricidad entran en terreno negativo en España ante la irrupción de las renovables
El 1 de abril pasará a la historia como el día en que el mercado eléctrico español cruzó un umbral que muchos países europeos ya habían dejado atrás: el precio de la luz caía por primera vez por debajo de cero. Lo hizo por la mínima (un céntimo por kilovatio hora), pero el hito volvió a repetirse poco después: el viernes, el sábado, el domingo, el lunes e incluso ayer mismo han tenido tramos de precios negativos por una mezcla de factores: la hidráulica, en máximos; el buen tono de la eólica y la fotovoltaica; y algo de efecto contagio del resto de Europa: muchas de las horas en negativo en la península Ibérica han coincidido, también, con valores por debajo de cero en Francia, Bélgica, Países Bajos e incluso Alemania.
La otra cara de la moneda: incertidumbre para el futuro de las renovables
Tras la racha de récords históricos de la crisis energética, que llevó la factura de la luz a cotas inimaginables, llega el reverso: precios cero y negativos en varios tramos de la jornada. Un alivio para los más de ocho millones de consumidores que optan por la tarifa regulada y para quienes tienen un contrato indexado al mercado mayorista, pero también un motivo de preocupación en el sector. Los temores se han disparado: de prolongarse, estos valores mínimos en el mercado mayorista terminarán por desincentivar la inversión en proyectos renovables para completar la transición energética.
Natalia Fabra, catedrática de la Universidad Carlos III de Madrid, advierte de que "tanto en marzo como en los primeros días de abril, los ingresos medios de las centrales fotovoltaicas están siendo inferiores a sus costes medios. Estos precios van a ralentizar la inversión. Y sin inversión no se podrá completar la transición energética".
La académica, una de las mayores expertas españolas en economía de la energía, llama a reabrir el debate sobre si el actual sistema marginalista es la mejor forma de fijar el precio de la luz. Algo que solo puede cambiarse en la esfera europea.
Los productores de energía fotovoltaica capturaron 10 euros por megavatio hora (MWh) inyectado a la red, frente a los entre 30 y 40 euros que necesitan para empezar a ser rentables, según los datos de Javier Revuelta, analista sénior de la consultora Afry. La eólica, calcula, se embolsó 14 euros por MWh, lejos de los entre 40 y 50 que requiere.
"Es verdad que estamos hablando de un mes, que lo que importa es el año entero y que a partir de junio esas cifras subirán sustancialmente... Pero hay una cosa clara: los productores ya saben que van a cobrar muy poco durante buena parte del año, sobre todo en primavera", apunta Revuelta.
El almacenamiento, clave para estabilizar el sistema
Tanto Fabra como Revuelta ven "anecdóticos" los primeros precios negativos en el mercado eléctrico español. "El problema de verdad es que cada vez hay más horas a precio cero o muy bajo y que la demanda no termina de despegar", apunta Revuelta, al tiempo que pide celeridad al Gobierno: "Hasta que el Gobierno no encuentre la manera de hacer económicamente viable el almacenamiento, el problema seguirá ahí. Es urgente".
Tanto las centrales de bombeo como las baterías están llamadas a jugar un papel estabilizador: reduciendo los vertidos (desperdicios) de energía libre de emisiones en las horas centrales del día, en las que la generación renovable y nuclear es mayor que la demanda, y aplanando la curva de precios.
España cuenta hoy con casi 31 gigavatios (GW) de potencia instalada eólica y casi 26 de solar fotovoltaica. Ambas cifras crecerán con fuerza en los próximos años: el PNIEC, la gran hoja de ruta energética del Gobierno, calcula que la primera se duplicará de aquí a 2030, mientras que la segunda superará los 76 GW, prácticamente el triple que hoy.
Este estirón se traducirá en precios aún más bajos: 28,5 euros por MWh de media, según esos mismos cálculos oficiales. Necesariamente, con muchas horas a precios cero. Es decir, una situación muy similar a la de este marzo y este abril, pero durante todo el año.
"Mientras no despegue la demanda, estos precios son una muy mala noticia tanto para los proyectos que están en fase de ejecución como para los que están en la fase final de toma de decisión. Es lógico que los promotores estén dudando, sobre todo en el caso de la fotovoltaica", refrenda Christina Rentell, lead expert de Aurora Energy Research en España.
La incertidumbre se traslada al mercado de PPA y al sector renovable en general
El otro peligro es que también se están empezando a trasladar al mercado de PPA, donde hace unos meses prácticamente ningún productor firmaba a 33 euros por megavatio hora y ahora ya no es así...", apunta Rentell en referencia a los contratos bilaterales entre empresas generadoras y consumidoras de electricidad, que hasta ahora habían actuado como una suerte de refugio frente a la volatilidad.
"Con estos precios, la incertidumbre es máxima. Y eso es lo peor que puede pasar para la inversión en renovables", sentencia.
Los precios cero llegan en un momento de especial zozobra en el sector renovable español, preocupado por la oposición social en algunas zonas, la proliferación de impuestos ad hominem en algunas comunidades y, sobre todo, un coste de capital que no ha dejado de crecer en los últimos años: quienes han tenido que levantar capital en los últimos meses, tras la brutal subida de tipos, han visto cómo los intereses reducían a mínimos su rentabilidad futura.
A ese cóctel, que impacta particularmente en los actores de menor tamaño (los que menos músculo financiero tienen y los que esperan las primeras bajadas del Banco Central Europeo como agua de mayo), se suman ahora los precios bajos.