La huelga de los estibadores pone en jaque a la economía de EE.UU.
La huelga de los estibadores en la costa este y el golfo de México está poniendo contra las cuerdas a la economía de Estados Unidos. La falta de acuerdo entre la patronal y el sindicato sobre mejoras salariales, beneficios y seguridad laboral ha llevado a la poderosa Asociación Internacional de Estibadores (ILA) a declarar la primera huelga del sector desde 1977, un paro que afectará a los puertos de la costa este y el golfo de México, que suman el 51% de la capacidad portuaria del país, y que amenaza con bloquear la cadena de suministro.
Mediación de la Casa Blanca
Ni la mediación de la Casa Blanca, que instó a patronal y sindicato a llegar a un acuerdo, ni el cálculo de daños para la economía —unas pérdidas de hasta 5.000 millones de dólares al día por la interrupción de la cadena de suministro— evitaron que los estibadores abandonaran sus puestos de trabajo en la madrugada de este martes.
Impacto en la cadena de suministro
La huelga interrumpirá el comercio a través de algunos de los puertos más activos de EE. UU. con el potencial de provocar un parón de la economía. Las previsiones sobre el impacto de la huelga dependen de su duración, pero los expertos en comercio creen que una huelga breve causaría pocos daños duraderos, mientras que una prolongada durante semanas podría provocar desabastecimiento, subida de precios e incluso despidos. El cálculo de daños potenciales por día de inactividad se cifra entre 1.000 y 5.000 millones de dólares.
Puntos de conflicto
Además de salarios, beneficios sociales y seguridad, las dos partes no lograron llegar a un acuerdo sobre otro aspecto clave del conflicto: el uso de nuevas tecnologías en los puertos y la automatización de numerosos puestos de trabajo, un punto de especial fricción para el sindicato.
Declaraciones del sindicato
“Nada se moverá sin nosotros, nada”, advirtió Harold J. Dagget, presidente de la ILA. El sindicato se presenta como interlocutor ante la patronal de unos 85.000 trabajadores, aunque cuenta con unos 45.000 afiliados, los mismos que este lunes ya habían confirmado su intención de abandonar sus puestos de trabajo sin fecha prevista de retorno.
Las posibles repercusiones en la cadena de suministro están siendo vigiladas estrechamente por el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris, quienes están evaluando las formas de hacerles frente en las importantes áreas de combustibles, alimentos y medicinas.