Repunte Inflacionario: La Inflación Subyacente Marca el Inicio de 2024

La economía española arrancó el 2024 enfrentando un incremento en el índice de precios al consumidor (IPC), que alcanzó un 3,4% en enero, posicionándose tres décimas por encima del mes anterior. Este aumento va más allá de las proyecciones iniciales de expertos en la materia, revelando una pugna entre factores como el costo de la cesta básica y las fluctuaciones en el precio de la energía.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) apunta al alza en el precio de la electricidad como uno de los principales impulsores de este incremento inflacionario. Por otro lado, un alivio parcial ha venido de la mano de los carburantes, que han experimentado una disminución en su precio.

La Influencia de Factores Globales en la Inflación

Factores globales como la crisis en el mar Rojo y el incremento de tensiones en Oriente Próximo, que afectan directamente al comercio y encarecen el transporte, también desempeñan un papel en el escenario inflacionario actual. A su vez, expectativas de un crecimiento económico mundial más débil y una deflación en precios originada de China, afectan la economía a nivel global con un impacto difuso en la inflación local.

La Inflación Subyacente y las Expectativas del Gobierno

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, señala que la inflación subyacente —el costo de bienes y servicios excluyendo alimentos frescos y productos energéticos— ha descendido dos décimas, ubicándose ahora en un 3,6%. Así, este índice se aproxima al IPC general, sugiriendo una tendencia de una inflación más estable a largo plazo.

Las previsiones para el conjunto del año apuntan a un IPC aproximado del 3% mensual, mientras que la inflación subyacente podría registrar una media anual del 2,9%, con un margen de fluctuación dependiente de factores energéticos y alimentarios.

Desafíos en la Reducción de la Inflación

Reducir la inflación al objetivo del 2% planteado por el Banco Central Europeo podría resultar un desafío considerable. Políticas económicas previas, como la reducción de impuestos sobre la energía y alimentos, así como subvenciones directas a hogares con ingresos bajos, han representado un esfuerzo significativo del gobierno por mitigar el impacto inflacionario.

Si bien la pandemia y sus consecuentes paquetes de ayuda van desvaneciéndose, el gobierno enfrenta el reto de cerrar la brecha del último punto porcentual. Sin embargo, el alza en precios de elementos estructurales como energía y costos medioambientales, junto a la subida del salario mínimo, presenta obstáculos adicionales.

Pese a estos contratiempos, la senda actual sugiere que es factible mantener un balance entre crecimiento económico, creación de empleo y medidas de protección social, manteniendo así el bienestar de ciudadanos y empresas.