Por qué Kamala Harris todavía está en riesgo en los estados indecisos
**Por Rana Foroohar**
En estos distritos, el cuidado infantil y la vivienda asequible son clave, pero los aranceles inclinan a los votantes.
Muchas personas que leen Financial Times se preguntarán por qué la carrera sigue tan reñida en estados columpio (indecisos) del Medio Oeste como Pensilvania, Míchigan y Wisconsin. Después de todo, Biden hizo mucho para cerrar la brecha entre demócratas y republicanos en esos estados al ser a favor de los sindicatos y —quizá aún más importante— al insistir en el punto de que Estados Unidos debe reindustrializarse y proteger los empleos de las fábricas.
Harris está hablando muy poco de cualquiera de esas cosas. Me sorprendió tanto durante el debate que en la primera pregunta que respondió planteó la cuestión de que los aranceles de Trump son un “impuesto a las ventas” para los estadunidenses, ya que aumentarán el precio de los bienes importados. Para ser claro, no apoyo los aranceles generalizados de Trump y sé que no tiene ninguna estrategia industrial. Pero como muchos estadunidenses, en particular los que viven fuera de las costas, creo que los aranceles no están prohibidos; son una de las muchas herramientas económicas que se pueden utilizar para lograr ciertos objetivos económicos que el mercado no está cumpliendo. Eso es lo que han sido en cada periodo de la historia económica de EU, con la pequeña y rara excepción de la década de 1990 en adelante.
Pero lo que puedo decir con seguridad es que cuando se habla de aranceles como un “impuesto a las ventas”, los trabajadores del Medio Oeste industrial no lo escuchan como un grito de guerra contra la inflación. Lo escuchan como una prueba de que Harris no los respalda y no necesariamente protegerá sus puestos de trabajo. Como mencioné en el evento de Financial Times posterior al debate entre Harris y Trump, desde hace un par de semanas he estado escuchando de fuentes del movimiento sindical que están viendo un cierto titubeo en el apoyo en estados columpio clave porque Harris no se presenta y dice: “¡Los respaldo y protegeré sus trabajos, pase lo que pase!”
De hecho, va a lugares como Pensilvania, Wisconsin y Míchigan y no habla en absoluto sobre la industria de fabricación, lo que es un gran autogol. Está bien impulsar el cuidado infantil, la asequibilidad de la vivienda y la asistencia a las pequeñas empresas, pero a los trabajadores de las fábricas en Míchigan no necesariamente les interesa un préstamo de 50 mil dólares para convertirse en emprendedores. Quieren saber que los demócratas no los van a traicionar como sucedió durante los años de Clinton.
Es posible que algunas de las élites políticas que asesoran a Harris piensen que hablar de la Bidenomía es tóxico, ya que existe la percepción de que no ayudó a Biden. Pero, si bien el lenguaje de la política industrial y la era posneoliberal aún necesita ser refinado, el hecho es que la revolución del lado de la oferta de Biden-Harris funcionó: EU tiene, por mucho, la mejor recuperación de todos los países ricos, nos encaminamos hacia un aterrizaje suave tanto en los mercados laborales como en los de capitales, y los demócratas hicieron mucho en los últimos tres años para volver a establecerse como el partido de los trabajadores. Si Harris no puede o no quiere hacerse cargo de todo eso, algo anda mal (y si yo fuera un político demócrata, me preocuparía que el equipo de Trump finalmente se pusiera de acuerdo y sacara provecho de eso).
Además, como escribió la ex asesora de economía internacional del Consejo de Seguridad Nacional, Jen Harris, en un artículo de opinión publicado en The New York Times, hay muchas coincidencias entre lo que le interesa a Harris y lo que propone la agenda de Biden para reconstruir mejor. La vicepresidenta debe hacerse cargo de lo que ya se ha construido, en forma de fabricación e infraestructura, conectarlo con sus propias políticas de vivienda de una manera más matizada (vean mi columna sobre ese tema aquí) y luego hablar de lo que todavía debe construirse en el sector de servicios: la renovación de la economía del cuidado y la reestructuración de la política fiscal para apoyar a las familias.
Peter, tú y yo no estamos de acuerdo en muchas estrategias económicas, pero déjame hacerte una pregunta política: si Harris no apoya más la política industrial y de fabricación, ¿cómo demonios puede esperar ganar los tres estados que necesita? Para las personas que no pudieron escuchar el evento de FT Live posterior al debate conmigo, Lauren Fedor, Gideon Rachman y Peter Spiegel, tienen una segunda oportunidad, en forma del podcast FT Swamp Notes. Vale la pena escucharlo, porque creo que el equipo abordó algunos temas esenciales sobre las elecciones, en específico, que ganar un debate no es lo mismo que ganar la carrera presidencial.
Lecturas recomendadas
- -Esta semana, Financial Times publicó muchos artículos excelentes, incluido un ensayo de un invitado, sobre por qué la reforma fiscal estadunidense puede ser una herramienta poderosa para combatir la deslocalización.
- -Para cualquiera que dude del poder de los grupos de cabildeo del sector financiero estadunidense, otro exhaustivo artículo de Financial Times sobre cómo los bancos más grandes del país lograron que la Fed capitulara en relación con las reglas de capital debería dejar eso atrás.
- -Además, un ensayo de opinión (también en Financial Times) sobre los códigos de vestimenta intermitentes en Arabia Saudita dice mucho sobre cómo el país batalla para modernizarse.
- -Tendría que estar de acuerdo con el encuestador republicano Karl Rove en que el debate de la semana pasada fue desastroso para Trump, como señala un artículo en The Wall Street Journal.
- -Y estoy investigando una serie de libros y artículos sobre las formas en que los capitalistas globales están tratando de desarrollar zonas de libre comercio y geografías no gubernamentales, donde las reglas normales de la democracia no se aplican. Vean el artículo más reciente que encontré sobre este tema de Rachel Corbett, en la revista NYT.