El gravamen de los hogares españoles: ¿quién soporta la mayor carga?

Cuando se discute sobre impuestos en la clase media española, el debate suele centrarse en si los ricos deben pagar más o si las rentas bajas deberían estar exentas de ciertos gravámenes. Sin embargo, un factor que a menudo se pasa por alto es el esfuerzo que realizan los diferentes tipos de familias.

Un nuevo estudio sobre la Factura fiscal de los hogares españoles arroja luz sobre este fenómeno y concluye que los hogares sin hijos son los que soportan la carga más pesada: más del 35% de su salario se destina directamente a Hacienda, mientras que las parejas con dos hijos dedican el 31,7%. En todos los casos, se toma como base la renta media de los hogares, es decir, el valor que se encuentra justo en la mitad al ordenar los valores de menor a mayor ingreso.

El informe, publicado por el Consejo General de Economistas, muestra que las parejas sin hijos dedican más de 11.000 euros anuales al pago de impuestos, de los 31.198 euros que perciben. De esta forma, la carga tributaria que soportan es mayor que la de los contribuyentes solteros y sin hijos, y las familias con uno y dos hijos, aunque en todos los casos supera el 30% de su renta.

El peso de los impuestos

El análisis de estos cuatro perfiles se ha basado en los datos de 2022 de la Encuesta de Presupuestos Familiares del Instituto Nacional de Estadística (INE), atendiendo al tipo y al nivel de ingresos mensuales netos del hogar.

La carga tributaria se siente con mayor fuerza en conceptos como el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) y el impuesto sobre el valor añadido (IVA). En ambos casos, son las parejas sin descendencia las que aportan más: un 17,2% y un 6,6% de su salario, respectivamente. En cambio, los hogares con dos hijos y una renta media de 43.677 euros son los que menos aportan en ambos gravámenes, con un 14,3% en IRPF y un 6,3% en IVA.

La brecha del sistema tributario también parece cargar más a los contribuyentes solteros, ya que un tercio de sus ingresos se destina a Hacienda. Esto supone casi 7.000 euros de los 20.800 que perciben.

La progresividad del IRPF

El estudio también muestra diferencias significativas entre familias del mismo tipo pero con distinto nivel de renta. En este caso, se cumple el mantra de que los que más tienen más pagan, pero con matices.

Por un lado, si se analiza solo el impacto del IRPF en las parejas con un solo hijo, se constata la progresividad del impuesto. Las más ricas, con un salario medio anual de 74.875 euros, según los economistas, aportan el 36,3% sobre lo declarado a Hacienda, mientras que la tasa de las casas con un nivel medio-bajo es del 23,6%.

La regresividad de otros impuestos

A pesar de lo anterior, el estudio certifica la regresividad que existe en otros gravámenes. Tal es el caso del IVA, donde se observa que la mayor carga la absorben quienes menos tienen. En concreto, una familia de clase media-baja dedica el 7,2% de sus ingresos al pago del impuesto sobre el valor añadido, mientras que para la clase alta el esfuerzo que hace apenas representa el 5,2% de su renta.

Lo mismo ocurre con el resto de tributos asociados al consumo, como el tabaco, el alcohol, la electricidad y los carburantes, y con el impuesto sobre bienes inmuebles, así como la tasa por las primas de seguros.

El papel de las cotizaciones sociales

Las cotizaciones sociales tampoco favorecen la reducción de la desigualdad porque están topadas por arriba y por abajo. Aunque un contribuyente gane poco, tiene que pagar un mínimo, mientras que si gana mucho solo pagará hasta un máximo. En todos los casos, el porcentaje destinado a este componente de la factura fiscal representa el 6,35% de los salarios.

Esto confirma que la progresividad del sistema fiscal español pierde eficiencia y operatividad debido a varias figuras tributarias. Según los analistas, esto ocurre porque los impuestos indirectos elevan el tipo efectivo para las familias con menos recursos, ya que tienen que destinar casi toda su renta o una parte muy importante de ella al consumo. En el caso de las rentas altas, aunque en términos absolutos la cifra es mayor, el peso relativo sobre los ingresos es mucho menor, por lo que el tipo efectivo desciende.

En cambio, el tipo impositivo de los tributos directos, entre los que destaca el IRPF, sí escala de forma gradual a medida que avanzan los tramos de renta.

Conclusión

En cualquier caso, el informe advierte de que es esencial considerar no solo el nivel de renta, sino también el tipo de hogar al analizar la carga tributaria de los españoles. De lo contrario, puede llegarse a la conclusión errónea de que el IRPF es regresivo, algo que "no sucede en ningún caso si se considera un mismo tipo de unidad familiar".