La Inteligencia Artificial Impulsa un Nuevo Orden Mundial en 2025
Estamos presenciando, en estos primeros meses de 2025, una transformación radical impulsada por la inteligencia artificial (IA). Este fenómeno no solo está reconfigurando el panorama tecnológico, sino que también está sentando nuevas bases para la economía y la sociedad a nivel global. Según José Manuel Amor, socio director de Análisis Económico y de Mercados de Afi, «la IA debe convertirse en un pilar de prosperidad, evitando la concentración excesiva de poder» (J. M. Amor, comunicación personal, 16 de marzo de 2025).

Un Ecosistema en Expansión
El alcance de la IA trasciende las aplicaciones convencionales como asistentes virtuales y traductores automáticos. Abarca un ecosistema complejo que incluye:
- Creadores de modelos de IA
- Empresas de semiconductores como Nvidia, especializadas en chips para entrenamiento e inferencia
- Proveedores de centros de datos y servicios en la nube que ofrecen la capacidad computacional necesaria
- Operadores de telecomunicaciones que garantizan la infraestructura de redes
- Empresas energéticas que alimentan los centros de procesamiento de datos a costes razonables
Este ecosistema, señala «Ediciones EL PAÍS S.L.», es fundamental para el despliegue a gran escala de la IA. Además, se requieren nuevas ideas de aplicación, chips más eficientes y una gobernanza global efectiva (Ediciones EL PAÍS S.L., 1976).

La Competencia Desafía a los Gigantes Estadounidenses
La irrupción de modelos de lenguaje de gran tamaño como DeepSeek y Alibaba está desafiando el liderazgo de gigantes estadounidenses como Google, Microsoft, Meta, Amazon y OpenAI. Estas alternativas más baratas y eficientes demuestran la capacidad de China para innovar en IA, trascendiendo la mera fabricación de hardware. Este éxito subraya que es posible competir con soluciones más ligeras y algoritmos optimizados, utilizando los recursos de manera más estratégica.
Un ecosistema más plural beneficia la competencia, reduce costes y disminuye la probabilidad de monopolización de la innovación. Esto, a su vez, facilita una implementación más rápida y amplia de la IA en diversos sectores. La competencia emergente obliga a las empresas estadounidenses a reevaluar sus estrategias de inversión y posicionamiento global. La eficiencia de los nuevos competidores desafía la idea de que «cuanto más grande, mejor».
El Rol de Europa en la Revolución de la IA
Europa no puede permitirse quedarse atrás en esta dinámica global. A pesar de contar con un importante acervo científico, la UE ha enfrentado desafíos como la financiación fragmentada y la falta de grandes campeones tecnológicos dispuestos a invertir masivamente. Sin embargo, existe esperanza con el reciente enfoque en la inversión en seguridad, defensa e infraestructuras, que podría extenderse a la innovación tecnológica.
La UE tiene una ventaja en su enfoque regulatorio, centrado en la protección de derechos y la ética. Esta perspectiva podría ser un factor diferenciador clave en el desarrollo y la implementación de la IA.
Implicaciones Macroeconómicas y el Impacto en la Inflación
La disponibilidad de alternativas más asequibles abre la puerta a una adopción más extensiva de la IA, lo que podría tener efectos notables en la economía global. Una mayor adopción implica una mayor demanda de servicios de soporte, seguridad, análisis de datos y almacenamiento.
Economistas como Philippe Aghion y Daron Acemoglu sugieren que esto podría impulsar incrementos de productividad y, potencialmente, un ciclo de crecimiento acelerado. Sin embargo, se necesita un marco regulatorio claro, políticas que fomenten la competencia y una fuerza laboral altamente capacitada. Sin estos elementos, el impacto de la IA en el PIB global podría ser menor al esperado.
El impacto en la inflación también es un tema clave. Existe la posibilidad de un ciclo de «inflación primero, desinflación después», similar a lo que ocurrió con la electrificación global en el siglo XX. La fase inicial podría generar presión inflacionaria debido a la demanda de infraestructura computacional, semiconductores y energía eléctrica. La escasez de talento cualificado también podría presionar los salarios. En una segunda fase, la automatización y el abaratamiento de procesos podrían tener un efecto depresor sobre la inflación. La clave está en el ritmo y el horizonte de cada fase, así como su impacto en las variables financieras y la política monetaria.
El Futuro del Mercado Laboral y los Riesgos Potenciales
La automatización inteligente genera preocupación sobre el futuro del mercado laboral. ¿Habrá destrucción, transformación o creación neta de empleos? La historia sugiere que, aunque se pierden ciertos trabajos, se crean nuevas ocupaciones en nuevas actividades. Para evitar el desplazamiento de grandes colectivos y el aumento de la desigualdad, se necesita formación continua, reorientación profesional, inversión en educación STEAM (ciencia, tecnología, artes, ingeniería y matemáticas) y el desarrollo de competencias digitales transversales.
Existen riesgos importantes a considerar. Una deriva hacia el «feudalismo digital», donde unas pocas corporaciones controlan la mayoría de los datos y la capacidad de procesarlos, es una posibilidad real. Una fiscalización internacional efectiva, la colaboración público-privada y la diversificación de la oferta son esenciales para mitigar este riesgo. También existe el riesgo de una deriva hacia estados de vigilancia masiva a través del uso de algoritmos de reconocimiento facial y análisis masivo de metadatos. Un marco regulatorio claro es crucial para evitar que la IA se convierta en una herramienta de control social.
Un Futuro Prometedor con una Gestión Responsable
El momento actual es crucial. La historia de la innovación nos enseña que, bien gestionadas, las revoluciones tecnológicas pueden generar un impacto profundo y positivo en la productividad y la calidad de vida. El aumento de la competencia en la provisión de IA rompe el dominio de unos pocos gigantes estadounidenses, acelerando su adopción. Sin embargo, se necesitan marcos de gobernanza que garanticen un uso responsable y equitativo de la tecnología.
Los gobiernos y las grandes corporaciones deben invertir en formación, fomentar la transparencia y promover la ética para lograr un equilibrio entre innovación, inclusión y responsabilidad social. La IA debe ser un pilar de prosperidad, no una fuente de desigualdad o concentración de poder.