Los perforadores petroleros lideran la política energética de Trump

Los barones del esquisto están de júbilo con el plan del republicano para el «dominio energético» de EU. Los activistas en materia del clima, no.

Mientras Donald Trump estaba sentado en su complejo de Mar-a-Lago la noche de las elecciones, dos de los hombres más influyentes del sector petrolero de EU estaban a unos cuantos metros de distancia, brindando por su victoria: el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum, y el magnate del esquisto Harold Hamm.

Fueron incondicionales de la campaña del republicano durante meses: Burgum, que brevemente hizo su propia apuesta por la Casa Blanca, haciendo campaña por Trump en los mítines, y Hamm ofreciendo consejos sobre energía y dinero.

En la agenda de la administración entrante están los planes de retirar a EU, nuevamente, del acuerdo climático de París, permitir que los perforadores ingresen a las reservas de vida silvestre de Alaska y liberar los combustibles fósiles, dicen personas con conocimiento de los planes.

La búsqueda de lo que Trump llama «dominio energético» convertiría a EU, que ya es el mayor productor de gas y petróleo del mundo, en un poderoso rival de Rusia, Arabia Saudita y los otros grandes exportadores de crudo del cártel de la OPEP+.

Los activistas ambientales critican el «vergonzoso» plan de Trump de entregar el poder a una industria responsable de una emergencia climática global.

Pero los veteranos de la industria de combustibles fósiles desde el oeste de Texas hasta Dakota del Norte sienten el júbilo de que los petroleros sean los que definan la política energética de Trump, no los grupos de expertos sobre el clima tan cercanos a la administración de Biden.

Si Biden nombró a un zar del clima para poner el tema en el centro de la toma de decisiones de todo el gobierno, el papel de Burgum hará lo mismo, pero para los combustibles fósiles.

Pruett fue más directo. No habrá más «fanatismo en torno a colocar al cambio climático como la mayor amenaza existencial conocida por la humanidad», dijo.

El tercer nombramiento clave para la industria de energía es Lee Zeldin, el excongresista de Nueva York que Trump eligió para dirigir la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés).

La EPA ha sido crucial en los esfuerzos de Biden de aplicar mano dura en contra de las emisiones de metano y otros contaminantes. Todas esas regulaciones ahora están en juego mientras Trump impulsa una radical agenda de desregulación.

Zeldin es poco conocido en la industria, pero fue recibido como que hay poca probabilidad de que se oponga a esa intención.

Los asesores de Trump esperan que ejecute la agenda rápidamente.

Carla Sands, asesora de políticas del America First Policy Institute, de derecha, dijo que la EPA sería fundamental en el movimiento de Trump para poner fin a las políticas ecológicas de Biden, incluidas sus normas sobre emisiones de vehículos y las que promueven los coches eléctricos.

Pocas personas han influido tanto en Trump en materia de energía como Hamm, el jefe de Continental Resources que hace una década también lideró los esfuerzos para persuadir a la administración Obama de que permitiera más exportaciones de petróleo estadunidense.

En declaraciones al FT antes de las elecciones, Hamm descartó un puesto para él en la administración, pero dijo que Trump «me pide consejo y ayuda». Apuntó a Burgum y Wright para los puestos más importantes.

En la cena de abril en Mar-a-Lago, Hamm proporcionó una plataforma para que Wright hablara, catapultando al ejecutivo con residencia en Colorado a la contienda por el gabinete de Trump.

El jefe de servicios petroleros es conocido por su comportamiento con los pies en la tierra, organizando regularmente fiestas para sus empleados de Liberty Energy en los partidos de la NFL de los Broncos de Denver y repartiendo cervezas hasta bien entrada la noche.

Burgum, que hizo su fortuna en software y bienes raíces, desde 2016 es gobernador de Dakota del Norte, el estado donde Continental de Hamm abrió el yacimiento petrolero de Bakken, desatando la revolución del petróleo de esquisto.

Wright, que fundó Liberty en 2011, también formará parte del nuevo consejo nacional de energía de Burgum, donde los miembros estarán en la búsqueda de burocracia que puedan eliminar y presionar a otras agencias para que hagan lo mismo.

David Banks, asesor de energía en la primera administración de Trump, dijo que una mentalidad de «buscador de petróleo» de riesgo está llegando al centro del gobierno de EU, a expensas de los grupos de cabildeo de las grandes compañías petroleras más acostumbrados al poder de Washington.

Los activistas en materia del clima se preparan para cuatro años de activismo para debilitar la agenda de la nueva administración, y especialmente a Wright, que criticó un «enfoque miope sobre el cambio climático» y dijo que «no hay una crisis climática».

Hannah Saggau, activista senior de financiamiento climático de Stand.earth, dijo que Wright ha estado «engañando» a los estadunidenses que ya viven con el impacto del calentamiento global.