La minería española atrae la atención de inversores extranjeros
El sector minero español ha experimentado un crecimiento constante en los últimos años, y ahora está a punto de dar un salto cualitativo: convertirse en un foco de interés para la inversión extranjera. Esta tendencia se ha visto impulsada por dos acontecimientos clave: el proceso de venta de la mina de Cobre las Cruces en Sevilla, propiedad de la canadiense First Quantum, y la salida a bolsa de la chipriota Atalaya en el Mercado Principal de la Bolsa de Londres hace dos semanas. Una vez completado el traslado, la empresa se convertirá en la primera minera que cotiza en bolsa con sede en Andalucía.
Un cambio de paradigma
"Es un cambio de paradigma", afirma Marta Cerati, gerente ejecutiva de la Asociación de Empresas Investigadoras, Extractoras, Transformadoras Minero-Metalúrgicas, Auxiliares y de Servicios (Aminer), que representa a las principales empresas del sector minero metálico y a su tejido auxiliar asociado en España. En Aminer están convencidos de que este cambio supondrá un punto de inflexión para el sector, ya que la presencia de una empresa minera en Londres le dará visibilidad a la minería del sur de España. El escaparate es ahora de otra magnitud y el efecto llamada se considera inevitable. "Se espera que sea algo positivo para el resto de empresas", subraya Cerati. De hecho, ya están siendo contactadas por empresas que no están en Andalucía para pedirles información sobre el sector.
Sevilla, en el punto de mira
El interés de los inversores extranjeros se nota especialmente en Sevilla. En la localidad de Gerena, donde Cobre las Cruces está a la venta, hay muchos compradores extranjeros que se interesan por la mina, de la que First Quantum ha decidido desprenderse para cuadrar sus cuentas. Algunas de estas empresas interesadas, según fuentes del sector, no están actualmente en Andalucía. Sería su oportunidad de entrar en un negocio que vive su mejor momento en décadas. Su facturación supera los 4.000 millones de euros.
La Unión Europea impulsa el sector
Cobre las Cruces se ha convertido en un caramelo para los inversores. De este yacimiento se extraía el cobre más puro del mundo, con un 99,99%, y se preveía extraer cobre, zinc, plomo y plata durante al menos 18 años. Para ello, será necesario invertir más de 700 millones de euros, lo que hace suponer que el caballero blanco que aparezca tendrá que ser especialmente sólido, y no pocas voces sugieren que lo más probable es que sea un nuevo actor internacional. Sea quien sea, lo que es seguro es que el nuevo propietario se encontrará con un escenario que ha cambiado radicalmente en menos de tres años.
¿Por qué? La Unión Europea acaba de aprobar la ley de materias primas críticas, que tiene como objetivo reforzar la autonomía de los 27. La idea es que el bloque sea capaz de extraer de su propio territorio el 10% de las materias primas que consume al año para 2030, procesar el 40% de esa demanda y reciclar el 25%. El objetivo es reducir la dependencia de terceros países como China, de donde procede el 93% del magnesio; Turquía, de donde se compra el 98% del borato; o Chile, de donde procede el 78% del litio. Y, sobre todo, que sea rápido. La ley reduce a 27 meses, por ejemplo, el tiempo máximo para los procesos de autorización de extracción o los 15 meses en proyectos de procesamiento y reciclaje de materias primas críticas.
Carrera de concursos mineros en Andalucía
Si Cobre las Cruces y Atalaya son la avanzadilla, las otras pistas de lo que está por venir están en los concursos mineros de exploración abiertos en Andalucía. Son los primeros en una década y afectan a más de 360 derechos mineros caducados de recursos minerales metálicos, minerales industriales, piedra natural y rocas ornamentales en todas las provincias, excepto Huelva. Aquí el proceso se abrirá en las próximas semanas y la expectación es máxima. "Es la zona minera por excelencia", explica Cerati, y será el termómetro definitivo de lo que está por venir. "Tenemos una expectativa muy, muy buena, muy positiva. De hecho, todo el mundo no para de preguntar por ello", afirma la gerente de Aminer, a la que no le parece descabellado que ese inminente concurso supere el interés visto en la competición por los permisos para investigación minera en Sevilla, que ha congregado a 14 empresas.
Algunas voces del sector definen lo que está ocurriendo como "una fase agresiva de exploración". Cerati advierte de la tendencia. "¿Que en los concursos han pujado empresas de aquí? Sí, pero también tenemos de fuera", señala. Un ejemplo es la canadiense Pan Global, que ha participado en el concurso sevillano a través de su subsidiaria Minera Sabina. Este es un proceso habitual en este tipo de situaciones: las empresas júnior obtienen permisos, siguen investigando y luego dan entrada a un grupo mayor que asume las riendas del proyecto una vez que éste está maduro. Es lo que sucedió, por ejemplo, con la mina de Aznalcóllar, que se prepara para reanudar sus operaciones con Minera los Frailes, sociedad de Grupo México y Minorbis. Las posibilidades son inmensas: no se trata sólo de lanzarse a buscar yacimientos de forma más ágil administrativamente, sino que se pueden encontrar más minerales. La tecnología actual permite llegar mucho más profundo. En Aznalcóllar, donde esperan los últimos trámites para arrancar, planean llegar hasta los 450 metros de profundidad, "150 más" de lo que se introdujeron en la tierra sus antecesores, la malograda Boliden. Es una distancia que equivale a cinco veces el Edificio Telefónica.