¿Son los Tesla la nueva bandera del trumpismo?
La reciente inclinación política de Elon Musk, director general de Tesla, está generando preocupación entre los accionistas de la compañía. El apoyo de Musk a la campaña de Donald Trump, los cambios en Twitter y sus propios comentarios han llevado a algunos inversores a cuestionar la imagen de la marca.
Polarización en el mercado automovilístico
Una encuesta realizada por Edmunds, una empresa especializada en información automotriz, revela que el 31% de los compradores potenciales están menos interesados en adquirir un Tesla debido a Musk. Este porcentaje aumenta al 36% entre quienes buscan específicamente un vehículo eléctrico.
Sin embargo, un 37% de los interesados en vehículos eléctricos considerarían un Tesla precisamente por su director general. La encuesta, realizada antes de que Musk se uniera a la campaña republicana, indica que son las mujeres demócratas las que más rechazo muestran: un 44% nunca compraría un Tesla.
Preocupaciones de los accionistas
En el foro de inversores de Tesla, los accionistas han expresado su preocupación por el posible impacto negativo que las opiniones políticas de Musk puedan tener en las ventas y la capacidad de la empresa para atraer talento.
Durante una llamada de analistas, estas preocupaciones apenas se abordaron, a pesar de que Tesla registró un crecimiento del 8% en sus ingresos y del 17% en sus beneficios durante el último trimestre. Sin embargo, las acciones de la empresa subieron casi un 22% el jueves, recuperándose de las pérdidas del año.
El futuro de Tesla
Los temores de los accionistas se basan en la percepción de que optar por un vehículo eléctrico se está convirtiendo en una postura política, y que las opiniones de Musk podrían alejar a los votantes republicanos.
Ante esta situación, uno de los accionistas preguntó a Musk qué planes tenía para cambiar las percepciones de los consumidores de derechas sobre los vehículos eléctricos.
Queda por ver cómo evolucionará la situación y si Tesla podrá superar esta tormenta política. Sin embargo, está claro que la polarización política está llegando al mercado automovilístico y que las marcas tendrán que encontrar formas de navegar por estas aguas divididas.