La reforma laboral de 2021 ha reducido la temporalidad: ¿está cambiando o solo se reconvirtiendo la precariedad?
Para analizar esta cuestión, debemos ir más allá de la tasa de temporalidad y examinar otros indicadores de precariedad, como los flujos de altas y bajas en la Seguridad Social y la duración real de los contratos.
Transformación de contratos temporales en indefinidos: un factor clave
Esta transformación ha contribuido en gran medida a reducir los flujos de salida del empleo al desempleo, pasando del 3,3% en 2019 al 2,8% en 2023.
Los contratos fijos-discontinuos: una modalidad en aumento
Si bien los contratos fijos-discontinuos ofrecen mayor protección que los temporales, su uso debe analizarse con cautela para garantizar que no se abusa de ellos y que los trabajadores tienen niveles mínimos de días de trabajo al año.
Estabilidad laboral en alza: rotación y supervivencia de los contratos
Retos y oportunidades: mejorar aún más la estabilidad
Si bien la reforma laboral de 2021 ha mejorado notablemente la estabilidad del empleo en España, aún queda margen de mejora. Es necesario garantizar que el sector público avanza al mismo ritmo que el privado en la implementación de la reforma, y que los nuevos contratos indefinidos ofrecen una estabilidad similar a la que existía antes de 2021.
Por otro lado, el uso de contratos fijos-discontinuos debe ser vigilado para evitar su abuso y garantizar que los trabajadores tienen derechos y condiciones laborales adecuadas.
En conclusión, la reforma laboral de 2021 ha logrado reducir la temporalidad, mejorar la estabilidad laboral y reconducir la precariedad hacia formas más protegidas. Sin embargo, aún quedan retos y oportunidades para seguir avanzando hacia un mercado laboral más justo y estable.