Cómo hacer que la política industrial europea funcione
La Unión Europea debe encontrar una manera de regular el sector de la tecnología que no frene al mismo tiempo su crecimiento.
El reto de la competencia global
La Unión Europea se enfrenta a una serie de retos económicos estratégicos, entre ellos la vulnerabilidad energética, la transición ecológica y el aumento del proteccionismo. Para hacer frente a estos retos, la UE debe adoptar políticas comerciales e industriales más intervencionistas. Sin embargo, es esencial que estas políticas sean específicas y sensatas.
En las industrias de defensa, por ejemplo, el argumento a favor de seguir el ejemplo de Airbus parece sólido. En comparación con Estados Unidos, el sector europeo está demasiado fragmentado. Las fusiones transfronterizas parecen ser esenciales.
Existen problemas similares en la banca, los mercados de capitales y el suministro de energía. Por diversas razones, los gobiernos se niegan a permitir la tan necesaria integración transfronteriza. Esto refleja en gran medida políticas nacionalistas e intereses especiales. Como resultado, persisten las barreras regulatorias.
El auge de las tecnologías limpias
El cambio hacia las tecnologías limpias en los sectores automotriz y energético es un reto más complejo. China domina actualmente las exportaciones globales de tecnologías limpias debido a su rápido ritmo de innovación, bajos costes de fabricación y generosos subsidios estatales.
Esto crea oportunidades para la adopción acelerada de nuevas tecnologías, pero también perturbaciones para importantes industrias de la UE. La UE debe intervenir para apoyar la transición hacia las tecnologías limpias, pero debe hacerlo de manera efectiva y teniendo en cuenta el impacto en la competitividad global.
El desafío de la revolución digital
La revolución digital es otra área en la que la UE debe encontrar el equilibrio adecuado entre regulación e innovación. Es absurdo pensar que la inversión en "campeones de la UE" como Google o Microsoft funcionará. Las medidas comerciales estándar tampoco ayudarán; ¿cómo se pueden obstaculizar las búsquedas de Google sin introducir restricciones al estilo chino?
El problema de la UE no es la falta de financiación, sino un exceso de regulación. La regulación del sector tecnológico y la regulación más amplia de la economía, especialmente del mercado laboral, dificultan el crecimiento de las nuevas empresas y la innovación.
Varios estudios han documentado los elevados costes asociados con el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y el enfoque de mano dura de la UE con los flujos de datos. Estos costes son especialmente gravosos para las pequeñas empresas innovadoras, lo que contribuye a la ventaja de Estados Unidos en el sector tecnológico.
La UE debe encontrar una forma de regular el sector tecnológico que no frene al mismo tiempo su crecimiento. Esto requerirá un enfoque equilibrado que aborde las preocupaciones sobre la privacidad y la protección del consumidor sin sofocar la innovación.
El vicepresidente de la Comisión Europea para la simplificación, propuesto por Draghi, podría ayudar a abordar este problema. Sin embargo, en última instancia, la clave para desbloquear el potencial de innovación de la UE es un cambio filosófico y político. La UE debe reconocer que la regulación no es un fin en sí mismo y que debe adaptarse para apoyar el crecimiento y la innovación.