La lucha por el derecho a la vivienda: voces desde Madrid

Miles de personas se manifestaron en Madrid el pasado domingo para exigir medidas que garanticen el acceso a una vivienda digna y asequible.

El rostro humano de la crisis habitacional

Tras las pancartas y los cánticos, se encuentran historias personales que reflejan la gravedad de la crisis habitacional en España. Adrián Espina, antiguo coordinador del Sindicato de Inquilinos e Inquilinas de Alcorcón, espera que la movilización sirva para centrar la atención política en este problema y organizar una posible huelga de alquileres.

«Esta manifestación tiene que ser una base para organizar la futura huelga de los alquileres», afirma Espina.

Raquel Anula, vecina de Hortaleza, lleva años luchando contra el desahucio de su vivienda, adquirida por un fondo buitre.

«Les dije que no tengo precio, es que yo quiero vivir en el que ha sido el hogar de toda mi vida», cuenta Anula.

Silvia González, profesora interina, se considera privilegiada por poder pagar un alquiler asequible en una casa propiedad de su padre. Sin embargo, reconoce que la compra de una vivienda está fuera de su alcance.

«Afortunadamente, tengo un salario digno, pero no es suficiente para comprar una casa. A mi edad, mis padres ya habían pagado la suya, pero para mí es imposible», lamenta González.

Mamadou Diagne, migrante senegalés, denuncia la discriminación racial que ha enfrentado en su búsqueda de vivienda.

«La verdad es que el color es un problema. Para los migrantes es casi imposible acceder a la vivienda, incluso si tienes recursos», afirma Diagne.

Cristina Gómez, vecina de Tribulete 7, denuncia la estrategia de los fondos buitre de acosar a los inquilinos para que abandonen sus hogares.

«No entiendo por qué llaman a mesas de negociación cuando no tienen nada que negociar. Estamos encallados porque la única opción que nos ponen sobre la mesa es salir del que ha sido nuestro hogar por años», explica Gómez.

Pepa Torres, jubilada de 63 años, comparte piso en Lavapiés para poder pagar el alquiler.

«No puede ser que el 70% de nuestro salario se destine a conseguir un alquiler. La vivienda es un derecho, no un privilegio», afirma Torres.

Imanol Lister, joven de 35 años, reconoce que la emancipación es inalcanzable con los altos precios de los alquileres.

«Los costes de vida aumentan, los recursos básicos se vuelven más caros, los alquileres se comen los salarios, no podemos hacer un proyecto de vida propio», señala Lister.

Karina Arteaga, inmigrante boliviana, lleva años luchando contra el desahucio de su vivienda, adquirida con una hipoteca que se volvió impagable.

«Estamos aquí porque somos afectados de los bancos, pero también porque pienso en mis hijas: ¿dónde van a vivir si comprar o alquilar una casa es imposible?», se pregunta Arteaga.

El camino hacia una vivienda digna

Los manifestantes exigen medidas concretas para garantizar el derecho a la vivienda, como la regulación de los precios de los alquileres, la construcción de vivienda social y la intervención del Estado para frenar la especulación.

«Queremos una ley de vivienda pública que contemple el derecho social a vivienda. Una ley que se pueda aplicar y no esté boicoteada, como lo está en Madrid por el Gobierno de la Comunidad», reclama Torres.

La manifestación forma parte de un movimiento creciente en España que reivindica el derecho a la vivienda como un derecho fundamental. Los manifestantes piden que las autoridades tomen medidas urgentes para abordar la crisis habitacional y garantizar que todas las personas tengan acceso a un hogar digno y asequible.