El cava pierde brillo por la sequía
La sequía está pasando factura a los productores de cava. En 2024, las ventas han caído en 21 millones de botellas, pasando de 170 millones a 149 millones. Este descenso se debe a una "situación coyuntural" que amenaza con convertirse en recurrente: la falta de agua en los viñedos.
La falta de agua en los viñedos del Penedès, cuna del cava, se ha prolongado durante tres años consecutivos. "Una sequía así yo no la había visto en la vida", afirma Javier Pagés, presidente del Consejo Regulador del Cava. "Dependemos de la naturaleza. Menos uva es menos vino base para hacer el cava. No podemos sacar vino de donde no lo hay", añadió.
A pesar de la pérdida de ventas, los productores de cava se muestran optimistas. El descenso del volumen se está compensando con un aumento del precio medio de cada botella, lo que acerca a la marca a uno de sus objetivos: "Se baja en volumen pero se sube en valor", asegura Pagès.
El Consejo Regulador ha modificado su normativa para permitir que los productores puedan utilizar un fondo de provisión de vino base para sortear los años de escasez. Esta medida ha generado cierta controversia entre los más puristas del sector.
El cava no es el único espumoso afectado
La caída de las ventas del cava no es un caso aislado. Los productores de champán también han visto descender sus ventas en torno al 8%, aunque en su caso se debe a un efecto rechazo por el aumento de los precios.
En cambio, el prosecco, el popular vino espumoso italiano, sigue registrando buenas cifras de ventas.
El cava es una de las Denominaciones de Origen españolas que más exporta. Reúne más de 38.000 hectáreas de viñedo, más de 6.200 viticultores y más de 349 bodegas asociadas presentes en más de 100 países.
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