El trago más amargo de invertir en vino

El mercado del vino de inversión, que representa sólo el 0,1% de la producción mundial, está perdiendo rápidamente el interés de los inversores. El índice Liv-ex Fine Wine 100 Index, que se basa en los 100 vinos más codiciados del mundo, cayó un 18,9% a finales de julio respecto a su máximo de septiembre de 2022, acumulando una corrección de 20 meses consecutivos.

Este mercado cíclico de uvas de inversión ha llevado a los asesores a refugiarse en la excusa del largo plazo para calmar a sus clientes, como en el caso del Domaine de la Romanéé Conti, St Vivivant de 2004, que ha dado un retorno del 1.104%, o el Château Lafite Rothschild, del mismo año, con un 527%.

El tiempo es oro

Sin embargo, en el mundo de las finanzas, el tiempo y la paciencia son conceptos antagónicos. En las últimas dos décadas, hasta mayo de este año, el Liv-ex 1.000 (que recoge las mil añadas más demandadas) creció un 290,6% frente al FTSE 100, que sumó un 86,8%. Además, en los últimos cinco años, el Liv-ex Borgoña 150 (21,2%), el Liv-ex Italy 100 (27,2%) y el Liv-ex Champagne 50 (40,8%) se han beneficiado de los bajos tipos de interés, la mínima inflación y el aumento del consumo tras la pandemia.

Los comerciantes recomiendan encarecidamente "conservar el vino al menos cinco años y darle un margen de seis meses para la venta". Sin embargo, no todos los índices Liv-ex son positivos a largo plazo. Entre enero y diciembre de 2023, el Liv-ex 100 cayó un 13,2%, mientras que el oro subió un 9% y el Nasdaq un 39%. En lo que va de año, el Liv-ex 100 ha perdido un 4,4%, pasando de 360 a 344 libras.

Excepciones y alternativas

A pesar de la caída generalizada, existen excepciones. En Borgoña, con sólo 25.000 hectáreas, la producción es limitada, mientras que en Burdeos, con unas 125.000 hectáreas, es necesario reducir la producción. En España, Ribera de Duero (25.000 hectáreas) se mantiene estable, y la uva godello del Bierzo se vende a más de dos euros el kilo. Sin embargo, la mencía se queda en 0,5 euros.

Los Barolo (Italia) mantienen sus altos precios, y los productores del Ródano (Francia), que no superan las 30.000 botellas de producción anual, como las bodegas Clape, Gonon y Chave, encuentran fácil salida para sus vinos.

El mercado del vino de inversión sigue siendo especulativo, y muchos compradores se han puesto nerviosos ante la caída de los precios. Algunos expertos creen que la burbuja está a punto de estallar, mientras que otros confían en que el mercado se recuperará a largo plazo. Sólo el tiempo dirá quién tiene razón.